El gerente del Área Integrada de Tomelloso asegura que este tipo de iniciativas ayudan a “sensibilizar y formar a los profesionales para que identifiquen factores de riesgos”, así como “mitigar los efectos de la mutilación genital en las mujeres que ya han sido víctimas de esta práctica”.
Las consecuencias de la mutilación genital femenina son graves y pueden incluir la muerte por infección, debido a las fatales condiciones en las que se practica, y secuelas físicas y psicológicas para toda la vida.
El Hospital General de Tomelloso, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), ha acogido una charla informativa sobre la mutilación genital femenina y el protocolo de actuación para su abordaje.
Una actividad formativa, organizada por la Fundación Kirira, el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha y la Gerencia de Tomelloso, destinada a concienciar y sensibilizar sobre esta práctica que afecta a mujeres en diversas partes del mundo.
A la sesión han asistido profesionales de diferentes categorías y niveles asistenciales interesados en conocer diferentes aspectos del abordaje integral aprobado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y en el que se describen las actuaciones de los principales ámbitos implicados en alertar de esta práctica: sanitario, educativo, social y comunitario, así como la coordinación entre ellos.
El gerente del Área Integrada de Tomelloso, César Moreno-Chocano, asegura que este tipo de iniciativas ayudan a “sensibilizar y formar a los profesionales para que identifiquen factores de riesgos”, así como “mitigar los efectos de la mutilación genital en las mujeres que ya han sido víctimas de esta práctica”.
La mutilación genital femenina implica la alteración o eliminación parcial o total de los órganos genitales externos de las mujeres por razones no médicas. Esta práctica tiene profundes raíces culturales, sociales y, en algunos casos, religiosas.
Y es que, tal y como advierte María Estrella Giménez, de la Fundación KIRIRA y una de las ponentes de esta charla, “aunque no hay justificación médica para la mutilación genital femenina, algunas comunidades la consideran una tradición arraigada” y se ejecuta “en muchos países de África y Asia”.
Las consecuencias de la mutilación genital femenina son graves y pueden incluir la muerte por infección, debido a las fatales condiciones en las que se practica, y secuelas físicas y psicológicas para toda la vida.
