La Declaración conmemorativa del CSCAE, que suscribe el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, hace hincapié en los valores de la Arquitectura para afrontar desafíos actuales, como el cambio climático
Destaca el diseño de las viviendas y la planificación urbana como factores de salud preventiva y aboga por afrontar la ola de rehabilitación “desde una perspectiva integral que apueste por la calidad para optimizar recursos y garantizar un bienestar duradero”
Subraya que, para que la Arquitectura pueda cumplir con su función social, es precisa la intervención decidida de las Administraciones Públicas, con “políticas ejemplarizantes”
La decana del COACM, Elena Guijarro, asegura que: “la calidad de la arquitectura, la innovación, la eficiencia de los edificios, no sólo energética, son esenciales para frenar el calentamiento global”
Coincidiendo con el Día Mundial del Hábitat, los arquitectos y arquitectas españoles celebran el Día Mundial de la Arquitectura haciendo hincapié en la importancia de la calidad arquitectónica como “una garantía para el bien común”. Partiendo de la Declaración de Davos, que, en el año 2018, suscribieron todos los ministros de Cultura de la Unión Europea, y a la que se adhirió el Gobierno español, en 2019, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) recuerda, en la declaración conmemorativa del Día Mundial, que “la forma en la que damos uso, mantenemos y protegemos nuestro patrimonio cultural hoy en día será crucial en el desarrollo de un entorno construido de alta calidad”.
Ante los efectos de la globalización, la emergencia climática, el desarrollo vertiginoso de las tecnologías, el impacto de la pandemia de Covid19 o el aumento de conflictos bélicos, también a las puertas de Europa, sumados a otras problemáticas, como el difícil acceso a una vivienda digna, adecuada y asequible, el desequilibrio entre áreas urbanas y rurales que ilustra el fenómeno de la despoblación y el incremento de las desigualdades, la Declaración del CSCAE ensalza los valores de la Arquitectura para transitar hacia una sociedad “más justa, igualitaria, saludable y sostenible”, interviniendo, “con consensos, esfuerzos comunes y acciones a corto, medio y largo plazo en nuestros pueblos, ciudades y territorios, como vectores de recuperación y de progreso social” y principales lugares desde los que abordar los múltiples desafíos de nuestro tiempo.
Entre las contribuciones de la Arquitectura al bien común, el CSCAE destaca el bienestar individual y colectivo de las personas, aportando confort y seguridad. También recuerda que el diseño de las viviendas y la planificación urbana son factores de salud preventiva y, en plena crisis climática, señala que las “soluciones, innovadoras, responsables e integrales” que ofrece la Arquitectura “se tornan esenciales para mitigar los efectos del calentamiento global, transitar hacia una economía circular y recuperar el equilibrio medioambiental, reutilizando y optimizando recursos naturales y económicos y reduciendo gastos de energía”.
En este sentido, la Declaración hace mención también al “reto” que supone la rehabilitación energética de más de la mitad de los 25,7 millones de viviendas que conforman el parque residencial en España para cumplir con los objetivos de descarbonización de la economía fijados por la Unión Europea para 2050, añade “otras mejoras acuciantes” que también necesita en materia de accesibilidad, conservación y funcionalidad y aboga por afrontarlo desde una perspectiva integral que apueste por la calidad para optimizar recursos y garantizar un bienestar duradero.
Para la decana del COACM, Elena Guijarro, “la calidad de la arquitectura, la innovación, la eficiencia de los edificios, no sólo la energética, son esenciales para frenar el calentamiento global”.
Como recoge la Declaración del Día Mundial, la Arquitectura “nos ayuda a avanzar hacia una sociedad mejor, que se adapta a situaciones adversas y escenarios cambiantes con más flexibilidad y fortaleza. Pero, para ello, y en sintonía con la Ley de Calidad de la Arquitectura, señala que también precisa de la intervención decidida de las Administraciones Públicas”. Concretamente, del desarrollo de “políticas ejemplarizantes”; “apostando por concursos de arquitectura que prioricen la calidad para el bienestar general de la población y por la sensibilización social para proteger el entorno construido, como patrimonio cultural que es de todos/as”.
Declaración del CSCAE
En 2018, todos los ministros de Cultura de la Unión Europea, y también el Gobierno español, un año después, suscribieron, en la Declaración de Davos: “No puede haber desarrollo democrático, pacífico y sostenible si la cultura no es su núcleo; la forma en la que damos uso, mantenemos y protegemos nuestro patrimonio cultural hoy en día será crucial en el desarrollo de un entorno construido de alta calidad”.
Nuestra sociedad se enfrenta a cambios incesantes, de una magnitud que, cada vez con más frecuencia, trasciende el marco local. Los efectos de la globalización, la emergencia climática, el desarrollo vertiginoso de las tecnologías, el impacto de la pandemia de Covid19 o el aumento de conflictos bélicos, también a las puertas de Europa, sumados a otras problemáticas, como el difícil acceso a una vivienda digna, adecuada y asequible, el desequilibrio entre áreas urbanas y rurales que ilustra el fenómeno de la “España vaciada” y el incremento de las desigualdades, configuran un escenario de múltiples desafíos que, pese a su carácter global, exigen consensos, esfuerzos comunes y acciones a corto, medio y largo plazo en lo local: en nuestros pueblos, ciudades y territorios, como vectores de recuperación y de progreso social.
Nuestros entornos urbanos constituyen el espacios desde el que abordar todos esos desafíos. Por eso, en el Día Mundial de la Arquitectura, reivindicamos la calidad arquitectónica como una garantía para el bien común; para avanzar hacia una sociedad más justa, igualitaria, saludable y sostenible a todas las escalas: económica, social y medioambiental.
Con sus valores básicos, universales, artísticos y culturales, sociales, éticos y la vocación de perdurabilidad que subyace en sus obras, la Arquitectura contribuye al bienestar individual y colectivo de las personas: aporta confort, seguridad, es un factor de salud preventiva, favorece la cohesión social, crea identidad colectiva e inspira y retroalimenta la potencia creativa del ser humano con su belleza. Pero, además, en plena crisis climática, sus soluciones, innovadoras, responsables e integrales, se tornan esenciales para mitigar los efectos del calentamiento global, transitar hacia una economía circular y recuperar el equilibrio medioambiental, reutilizando y optimizando recursos naturales y económicos y reduciendo gastos de energía.
La Arquitectura regenera y rehabilita, aportando versatilidad a nuestras viviendas y edificios, devolviéndoles toda su utilidad y actualizándolos, desde el principio de calidad y una perspectiva integral, para responder, de forma adecuada, a las necesidades de la ciudadanía del siglo XXI y afrontar, con éxito, retos que requieren de una respuesta urgente, como la descarbonización del parque residencial en nuestro país, donde más de la mitad de sus 25,7 millones de viviendas requieren de una rehabilitación energética, además de otras mejoras acuciantes en materia de accesibilidad, conservación y funcionalidad.
La Arquitectura es cuidadora. Nos ayuda a avanzar hacia una sociedad más igualitaria, más humana y más saludable y sostenible; una sociedad mejor, que se adapta a situaciones adversas y escenarios cambiantes con más flexibilidad y fortaleza. Pero, para ello, también precisa de la intervención decidida de las Administraciones Públicas, promoviendo políticas ejemplarizantes que sitúen la calidad arquitectónica y la defensa del espacio construido en el epicentro de las transformaciones urbanas actuales; apostando por concursos de arquitectura que prioricen la calidad para el bienestar general de la población y por la sensibilización social para proteger el entorno construido, como patrimonio cultural que es de todos/as.
En el Día Mundial de la Arquitectura, calidad arquitectónica, una garantía para el bien común.