Julio García Gómez, experto en análisis y estrategias de comunicación de la Fundación Casaverde, analiza las claves de comunicación del Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud que se clausura mañana en Lisboa.
A lo largo de toda la semana en que miles de jóvenes se han concentrado en Lisboa para celebrar la JMJ, ha habido elementos claves de comunicación que propician el acercamiento del Papa Francisco a la situación real del mundo, las circunstancias adversas y asuntos de vital importancia que preocupan a todos como la eutanasia.
Si algo caracteriza el estilo de comunicación del Pontífice es su cercanía y familiaridad en las palabras que expresa, los gestos comedidos, cómo se dirige a los grupos sociales y se muestra con naturalidad ante los medios de comunicación. Es un Papa mediático, que conecta en vivo y transmite ante las cámaras.
A la vez, conoce la importancia del lenguaje verbal en la expresión pausada y serena en general, que rompe la monotonía con inflexiones de la voz para remarcar una idea o un mensaje, como cuando alertó a los jóvenes para no dejarse engañar por los espejismos del mundo digital y les ha recordado que en la Iglesia hay espacio para «todos» y que Dios nos ama «como somos”. Es precisamente en estas frases donde despliega el énfasis más estratégico, con pausa entre un concepto y otro, para dar fuerza a las palabras, como si de un experto de la comunicación se tratara.
Las claves de comunicación del Papa Francisco se centran en:
1.- La proximidad a las personas desde la naturalidad, la calma y el sosiego de sus testimonios.
2.- Un tono de voz cálido y a la vez enérgico de su discurso.
3.- El uso de los silencios, las pausas y cadencias de su tono de voz, educada como instrumento de convicción.
4.- La proyección de su imagen benévola y persuasiva.
5.- Saber utilizar los mensajes de manera sencilla, clara y concisa, a modo de titulares periodísticos, para centrar la atención de los jóvenes.
Durante la semana de la JMJ ha abordado situaciones conflictivas del mundo. Por ejemplo, en el almuerzo que celebró el viernes en Lisboa con diez jóvenes voluntarios, conversó sobre temas como el aborto o la eutanasia en un tono directo e informativo a la vez.
A sus 86 años, muestra el lado más fresco de su pasada juventud a través del discurso y las palabras estudiados, que deja patente la unión y la convivencia desde la actualidad de la guerra de Ucrania a los peligros de las redes sociales y la falta de diálogo en general.
