La importancia de los factores externos en la construcción de la identidad familiar, con la bióloga de EVA Ana de la Encarnación.
¿A quién se parecerá mi hijo? ¿Soy yo tan madre como las demás? ¿Me querrá igual cuando sea mayor si le cuento la verdad? Estas y otras preguntas de índole similar pueden pasar por la mente de una mujer que ha logrado el embarazo gracias a la donación de óvulos de otra y mediante un tratamiento de reproducción asistida. Si además de cuestionarse su maternidad y preocuparse por el futuro, nos encontramos con tristeza, dolor, ansiedad e incluso depresión podemos decir que esa persona está pasando por un proceso de duelo genético.
Pérdida, fracaso y miedo a lo desconocido
Se trata de un diagnóstico nuevo sobre el que no existe mucha visibilidad explica desde Clínicas Origen la psicóloga Pilar Conde, pero que, en ciertos casos puede requerir la asistencia de profesionales de la salud mental. El duelo genético podría definirse como el proceso que atraviesan el padre, la madre o ambos cuando tienen que recurrir a la donación de óvulos, semen o incluso de embriones para conseguir formar una familia. Según Isabel Vielsa, directora médica de Clínicas Eva, “aparece, sobre todo, porque el paciente lo vive a veces como una perdida en su capacidad reproductiva, otras como un fracaso y con miedo a lo desconocido”.
Para la ginecóloga, el problema puede ser más agudo en el caso del varón, que siente que no ha participado en ninguna parte del proceso, mientras que la mujer siempre lo hace: “aunque la mujer recurra a óvulos de donante, es la que lleva en su interior al bebé, sin distinciones en cuanto a la procedencia del material genético”.
Por este motivo, cuando se apuesta por un tratamiento de reproducción asistida y es necesario recurrir a material genético de personas donantes, se informa a los futuros padres , no sólo de los resultados de las pruebas y del paso a paso de los tratamientos , sino también, recalca Vielsa, de las consecuencias psicológicas que puede acarrear la decisión de seguir adelante con la Fecundación In Vitro o la Inseminación Artificial, según el caso.
El vínculo emocional entre la gestante y el bebé
En este sentido, dichas consecuencias no tienen por qué ser disfuncionales o problemáticas, aclara Pilar Conde, ya que “se requiere de dolor emocional para llorar lo perdido (ser madre a través de tu genética) para aceptar y recibir la nueva situación (ser madre a través de la donación de óvulos)”.
Ese dolor emocional va a llevar a la persona a transitar —al igual que sucede en cualquier proceso de duelo, sea de la naturaleza que sea— por distintos estadios, que van desde la negación de la realidad, al enfado, pasando por la tristeza hasta llegar a la aceptación. Para la mujer, insiste también la psicóloga, será siempre más sencillo alcanzar este estado final, porque “el ser gestante es algo significativo, dado que el vinculo emocional se comienza a forjar previo al nacimiento, por lo que este aspecto facilita el procesamiento del duelo genético”. Dependerá también, añade, del concepto de masculinidad y femineidad que se tenga, de las creencias personales sobre el concepto de familia y de lo que pese en el seno de ésta la herencia genética.
La epigenética y la construcción de la identidad familiar
Los padres, cuenta también desde EVA, Ana de la Encarnación, transmiten los genes (información de la distribución, organización y funcionamiento del cuerpo) en un 50% cada uno a los hijos. Al trasmitir la estructura, trasmiten el físico y por ese motivo nos parecemos a ellos.
Este es uno de los asuntos que más preocupan a quienes van a ser padres con material genético donado. Sin embargo, les tranquiliza esta experta en biología celular y genética molecular, en la selección de donantes de semen y óvulos se tiene en cuenta el parecido físico a los padres. Pero, lo más relevante, enfatiza, es la importancia de la epigenética en la construcción de una identidad familiar.
Definida como las modificaciones externas que influyen en los genes (hábitos de vida, exposición a agentes externos como el clima o los productos químicos, educación,…) sin cambiar la secuencia del ADN, la epigenética tiene un papel fundamental en la madre gestante, “ya que controla toda la formación y la lectura del genoma del nuevo bebé. De ahí que éste se parezca tanto a la madre gestante”.
Por último, asegura la bióloga, las madres con óvulos donados deben saber que la información genética del niño se modifica durante la gestación.
Razones, motivos, argumentos que ayudan, concluye Pilar Conde, a transitar por el proceso de duelo genético en un entorno social en el que aun existen tabúes y en el que “todavía cuesta reconocer que se ha precisado de material genético ajeno para culminar el deseo de ser padres”.
Esta información ha sido elaborada con ayuda de
Pilar Conde Almalé, directora técnica de Clínicas Origen.
Isabel Vielsa Gordillo, directora médica de Clínicas EVA.
Ana de la encarnación, bióloga y medical advisor de Clínicas EVA.