Diecisiete de las personas fallecieron, con Toledo liderando la estadística nacional
La comunidad encabeza el triste ranking de territorios con personas fallecidas o lesionadas
Fundación Franz Weber reclama alejar a las personas menores de edad en la normativa sectorial
Los accidentes de caza producen decenas de víctimas con lesiones de diversa consideración y hasta la muerte. En el caso de Castilla-La Mancha el periodo 2007-2020 arroja un saldo de 238 personas damnificadas, de las que 17 fallecieron.
De acuerdo con los datos de la Guardia Civil, en estos trece años se produjeron numerosos accidentes en la comunidad, siendo Toledo la provincia que lidera este triste ranking con 46 heridos leves, 14 graves y 7 muertos. En C-LM habría ahora alrededor de 92.000 licencias en vigor, alrededor del 5% de la población mayor de 14 años.
En el conjunto del Estado español el número de víctimas mortales asciende a, al menos, 63, con la excepción de Cataluña y Euskadi, mientras que las personas heridas serían 483.
Así, la Fundación Franz Weber destaca que ningún deporte ni actividad al aire libre genera tal nivel de víctimas mortales, por lo que insta a las autoridades a comenzar a establecer controles adicionales a la caza.
En primer lugar defienden la generalización de los controles de alcoholemia y cualquier otra sustancia estupefaciente a cargo de los Agentes Medioambientales, reduciendo carga de trabajo a la Guardia Civil, así como una mayor labor inspectora para renovar cualquier licencia de caza.
El Reglamento de Armas estatal data de 1993 y en el mismo se permite obtener una licencia a personas menores de edad. Desde los 14 pueden acceder a la denominada AEM, Autorización Especial para Menores, y con cualquier edad se les permite acompañar o participar como espectadores en las cacerías.
La normativa castellano manchega no establece medidas regulatorias adicionales, por lo que los menores participan en condiciones generales a la legislación nacional.
De forma paralela los naturalistas han insistido en alejar a cualquier menor de edad de las cacerías dado el riesgo real que existe para su integridad física y psíquica. Este planteamiento sigue las sucesivas recomendaciones que realiza el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas acerca de la exposición a la violencia por parte de menores de edad.
