Con 35 obras, en vidrio, pastel, y óleo, se pueden admirar en el horario habitual de exposición: viernes, de 16 a 20 horas, el sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 20 horas, y el domingo, de 10 a 14 horas.
Desde el 1 de junio, y hasta el próximo día 30, se puede ver, en El Molino de Almonacid de Zorita el arte de Saturnino Ferrero, pintor y maestro vidriero.
El horario de exposición es el habitual: los viernes, de 16 a 20 horas, sábados, de 10 a 14 horas y de 16 a 20 horas, y domingos, de 10 a 14 horas.
Trabajador de la Central Nuclear de Trillo, su arte es bien conocido en la comarca. Saturnino ha llegado a la pintura a partir de su interés por las manualidades y el bricolaje en general y, particularmente, por las composiciones en vidrio.
Nacido en Bercianos del Páramo, un pueblo de León, su fascinación por el vidrio proviene de sus visitas a la catedral gótica de la capital castellano-leonesa. “Cada vez que entraba, quedaba maravillado por la luz del interior, la magia que generaban sus vidrieras de colores. No podía evitar preguntarme cómo habrían podido conseguir esas formas”, señala.
Así fue como, poco a poco, se dedicó a aprender en diferentes cursos todo lo que tiene que ver con el arte del vidrio, sus técnicas, la forma de cortarlo y de unirlo en paneles mediante juntas de estaño o de plomo. Saturnino conoció entonces a Francisco Pano, un maestro vidriero con el que se acabaría asociando y trabajando mano a mano en su taller durante ocho años. En todo este tiempo, juntos han atendido múltiples encargos de vidrieras de todo tipo, algo que ahora, desaparecido su maestro, lleva a cabo en primera persona, siempre con el mismo entusiasmo.
Su fascinación por el vidrio le llevó a aprender la técnica Tiffany, cuyas lámparas son verdaderas obras de arte. Combina una delicada elaboración del vidrio con el tratamiento del color y con preciosos diseños inspirados en la naturaleza. Ahora, es el propio Ferrero quien da clases a otros nuevos entusiastas de esta forma de crear.
Y, de la mano del vidrio, llegó a la pintura. “Yo buscaba llegar a la figura humana para que mis vidrieras tuvieran más detalle, para que estuvieran más trabajadas”, dice. Fue así como empezó a especializarse en el retrato, “pese a que es lo más difícil de la pintura, en mi opinión”, afirma. Así, desde su experiencia como pintor, Saturnino explica que “cualquier detalle cambia por completo la expresión y la fisonomía del cuadro, algo que no ocurre con un paisaje”, dice.
Siempre con las mismas ganas de aprender, dio clases varios años con la pintora Asunción Vicente. “Me lo tomé con mucho interés”, asegura. Y ahora, en Almonacid, se pueden ver los resultados de toda esta interesante trayectoria vital en su primera exposición individual. Como referente de sus retratos recurre a modelos, o a fotos de artistas reconocidos, “que personalizo con mis aportaciones”, explica.
La exposición la componen 35 obras, entre óleos, pasteles y arte en vidrio. Su estilo es figurativo y realista, pero sin llegar al hiperrealismo, “que para eso ya está la fotografía”. Además de los retratos, también hay vidrieras, destacando una de composición musical y un belén, con más de 200 piezas de cristal, que fue premiado por la Asociación de Belenistas de Guadalajara.
