A la vista de las últimas noticias referentes al almacenamiento privado de aceite, desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha se considera insuficiente la leve mejora del precio de la ayuda, que pasará de los 0,83 euros por día a 1 euro
La organización agraria, como han hecho sus homólogos de Andalucía, denuncian que la segunda inmovilización de solo 17.629 toneladas de aceite virgen y lampante es contraproducente para los productores, que sufren en sus espaldas pérdidas millonarias debido a los precios de origen
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha (UPA) se muestra una vez más decepcionada ante la postura de la Unión Europea con los agricultores del olivar tradicional español. Tal y como lo ven desde la organización agraria, la Unión Europea se desentiende del olivar tradicional de manera unilateral. A la vista de lo anunciado por el Comité de Gestión de la Organización Común de Mercados Agrícolas, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha considera claramente insuficiente la mejora del precio de la ayuda, que pasará de los 0,83 euros por día a 1 euro.
Esta segunda licitación del almacenamiento privado, después de aprobar una ayuda de 1 euro por tonelada y día para el aceite de oliva virgen y 1,1 para el lampante, dando lugar a la inmovilización de solo 17.629 toneladas. Desde UPA Castilla-La Mancha llevan años reclamando precios justos para el olivar tradicional, así como una implicación real con el sector y medidas concretas y urgentes, pero estas medidas dejan patente que la agricultura mediterránea no es una prioridad para Bruselas.
No hay compromiso claro con el sector, ni con la población de la región que depende de este cultivo tradicional, un cultivo que corre el riesgo de perderse debido al sobrecoste que provoca en los agricultores, una situación que se han calificado por parte de la organización agraria como insoportable, que ha motivado varias concentraciones, una de ella multitudinaria en Madrid, y que ya se cuestiona movilizaciones más contundentes.
Los agricultores españoles, y los castellano-manchegos en concreto, no están dispuestos a consentir que la ruina persista incrementada por movimientos especuladores. Según la organización agraria no existen razones que justifiquen que estos precios artificiales se prolonguen hasta el punto de poner en peligro el presente y el futuro de las explotaciones familiares, del olivar tradicional.
Se ha exigido el compromiso de los gobiernos regional y estatal para presionar al máximo nivel internacional y que en Bruselas tomen en serio las justas reivindicaciones del campo español y de las explotaciones familiares.
