Por Eva M. Sonseca. Lic. Psicopedagogía. Pedagoga, Terapeuta y Formadora
En estos últimos días no paran de consultarme padres extremadamente preocupados y alertados sobre el «juego del calamar», y cómo impacta o afecta que los niños vean este u otros programas violentos.
Actualmente, hay varias series de televisión con tinte violento que son en su mayoría recomendadas para mayores de 16 años y por tanto no son aptas para niños. Aun así, es inevitable hoy en día, que estas series se cuelen en nuestras casas por algún medio de comunicación, llegando a los menores de un modo u otro, e incluso como si fuera al azar de una tendencia de moda llegan a las aulas y los centros educativos de varias localidades de nuestra geografía, entre ellas, en Toledo.
Lejos de crear preocupación o más alarma social, como profesional de la educación y madre al mismo tiempo, considero hablar de este tema desde la visión pedagógica y cientifica para que puedan conocer cómo afecta a los niños.
Pero… ¿Por qué? ¿Qué pasa en su celebro?
Para que lo podamos entender a golpe, podría decirse que se pasa de ondas beta a ondas alfa.
Las ondas beta son cuando estamos usando todas las funciones del cerebro.
En las ondas alfa las operaciones lógicas, la comprensión, la creatividad y la asociación quedan detenidas.
En este estado, la capacidad crítica se encuentra más adormecida. Si el contenido es violento el cuerpo responde produciendo altas cantidades de adrenalina.
Para la Neurociencia el aumento de la testosterona se encuentra ligada a conductas antisociales y a la violencia del ser humano. Si hablamos de la adrenalina y la noradrenalina, estas hormonas alcanzan su punto cumbre de producción cuando se ven expuestas a ciertos estímulos violentos ocasionando una concentración rítmica alta que puede desencadenar en problemas psíquicos y corporales relacionados especialmente con el estrés, la sudoración, y este fácilmente desencadena patologías relacionadas con la hipertensión arterial, la taquicardia, las dificultades con el sueño, la ansiedad, la depresión, que afecta directamente a una disminución del sistema inmunológico y los ataques de agresividad. Resumidamente, todo está pinzada científica es fundamental para poder comprender desde el punto de vista de las ciencias de la Educación esta serie de causales estrechamente relacionadas con la violencia y saber cómo puede llegar afectarle a los niños .
Científicamente está comprobado que lo que los niños observan, repercute directamente en la forma de comportarse, por tanto, la violencia en televisión o en juegos, afecta su comportamiento.
Debemos tener en cuenta que la responsabilidad de la cantidad de horas de pantalla y, sobre todo, del tipo de programas, siempre será de los adultos a cargo, no de la insistencia del niño.
Acá es donde recomiendo la conjugación de la firmeza con la amamilidad; te amo, paro la respuesta es NO (no más pantallas, o no estar permitido ver “X” o “Y” programa). Los programas violentos afectan si o si.
En mi opinión profesional
Este tipo de series no son aptas para niños. Lo peor de todo es que las televisiones no las quieren colocar sin ningún tipo de censuras y con libre albedrío, incluso en horarios infantiles, así, sin más, de tal modo que parece algo normalizado pero considero que no debería ser así y que como padres deberíamos tener ese ojo de precaución y una mirada crítica ante contenidos violentos que se adentran en las tecnologías y medios de comunicación.
Debemos entender que el cerebro de los niños no está maduro para recibir y procesar este tipo de escenas, por lo que terminará afectando directamente a su comportamiento, pueden surgir miedos, pesadillas y ganas de reduplicar escenas (aprendizaje espejo).
Los niños son muy vulnerables, mientras más actos de violencia ven, más indiferentes se pueden volver a estos.
La falta de sensibilidad de las escenas violentas en televisión, puede hacer que el niño carezca de reacciones emocionales ante los posibles actos violentos en su vida real.
Tienden a imitar la violencia de los programas, además, se identifican con personajes que desean imitar, generalmente los más crueles. Gradualmente aceptan la violencia como forma de resolver problemas.
Recomendaciones para padres.
- Eliminar todo el contenido digital violento.
- Mantener y supervisar horarios del uso de pantallas de acuerdo a la edad del niño o adolescente.
- Evaluar las series o programas aptas para su hijo, antes que él las vea.
- Sentarse y ver los programas junto a sus hijos, conociendo su mundo.
- Utilizar la amabilidad y la firmeza para poner el límite en el tipo de programas y la cantidad de tiempo que pasa su hijo frente a la pantalla, tomando en cuenta que su cerebro está en formación.
- Explicarle al niño que, aunque el actor no se lastimó, hirió o murió durante el programa, la violencia puede producir dolor o muerte si sucede en la vida real
- Pasar tiempo especial con los hijos, tiempo real de calidad y sin pantallas.
Y si vuestro hijo ha visto ya series violentas, ¿Qué se puede hacer?
- Hablarle y explicarle que no todo se puede hacer a cualquier edad.
- Por ejemplo: para conducir un auto o un avión, necesitamos tener una edad determinada y una licencia o un permiso. Igualmente, no todos los programas son para niños.
Paralelamente, no puedo dejar de lado en cuanto a lo que se refiere a videojuegos, juegos online, redes sociales, etc. que caen en las manos de los niños sin limitaciones y que en muchos casos este desenfreno tecnológico terminan creándoles adicciones, sensaciones de pánicos, terrores nocturnos, ansiedades, hiperactividad, trastornos varios producidos a raíz de estos juegos, por eso es importe que busquen el asesoramiento o ayuda de un profesional ante cualquier problemática que pueda surgir sin que la misma dejen alargarla en el tiempo.
La violencia nunca será el camino para la resolución de conflictos
Eva M. Sonseca
Lic. Psicopedagogía
Pedagoga, Terapeuta y Formadora