Además, ampliará algunos de los ya existentes, como la Plaza de Cecilio Albendea, y potenciará zonas verdes “útiles”, que combinen la sostenibilidad con la mejora del paisaje.
Así se ha trasladado desde el Ayuntamiento de Cuenca a la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo en la reunión mantenida para presentarles el estudio de viabilidad.
El Ayuntamiento de Cuenca continúa con la ronda de contactos que está manteniendo con colectivos implicados para explicar el estudio de viabilidad de las escaleras mecánicas al Casco Antiguo. En esta ocasión se han dirigido a la Asociación de Vecinos del barrio, a quienes les han expuesto que el proyecto generará diversos espacios para la convivencia ciudadana y ampliará algunos de los ya existentes como es la Plaza de Cecilio Albendea.
El alcalde, Darío Dolz, y el autor del estudio, Pablo Garrido, han conducido el encuentro, en el que también han participado los concejales de Patrimonio Histórico, Miguel Ángel Valero, y de Movilidad, Adrián Martínez; y el delegado provincial de Fomento, José Ignacio Benito.
Dolz, ha destacado que “queremos que el proyecto de accesibilidad al Casco implique también un valor añadido para sus vecinos, incluyendo espacios ciudadanos en las diferentes conexiones entre los tramos de escaleras en los que se potenciarán zonas verdes útiles” que combinen la sostenibilidad con la mejora del paisaje. Además, ha añadido, “la división entre tramos implica que los vecinos de la zona puedan subir a la Plaza Mayor o bajar hacia el centro desde sus domicilios, pues los remontes no suponen una brecha sino una vía de comunicación abierta”.
Para el primer edil es de gran importancia que este proyecto suponga una mejora dirigida al turismo, “pero sobre todo queremos que sea beneficioso para los vecinos de nuestro Casco Histórico, por lo que además de que sea una solución de accesibilidad tan necesaria para muchos de sus habitantes debe integrarse con el barrio y con sus habitantes”.
En este sentido, ha destacado que “este proyecto lo que supone realmente es una modernización de la comunicación ya existente”, basada en tramos de escaleras entre mesetas y zonas verdes, pero “incluyendo la tan ansiada accesibilidad universal en la ecuación”.
