El Concierto de Primavera, una de las últimas iniciativas de la AMC Julián Sánchez Maroto, se consolida con las ovacionadas actuaciones de las dos agrupaciones dentro de la misma, confirmando el excelente momento artístico de la intensa actividad que se lleva a cabo dentro de la misma.
La AMC Julián Sánchez Maroto de Manzanares (Ciudad Real) volvió a deleitar una vez más al público con este concierto extraordinario tras su reprogramación para poder celebrar el último hito acontecido en su seno. Era su deseo compartir con el pueblo de Manzanares las emociones producidas tras la brillante actuación de su Banda Juvenil en el II Concurso Memorial Francisco Fort para este tipo de conjuntos en Moncada, Valencia, y que la hizo vencedora del Primer Premio y Mención de Honor con la máxima puntuación. De esta manera, se volvió a revivir una jornada muy especial con toda la plusvalía y entusiasmo que aporta la juventud, con muchísimas ganas de aprender de esa experiencia, pero con toda la humildad con la que se presentó a dicho certamen, conscientes de ser la formación menos numerosa, la más desconocida y de que algunos componentes apenas llevan escasos meses en la misma. Una vez más y ya en casa, la Banda Juvenil volvió a sorprender a todos por el perfecto entendimiento con su director, Eduardo Gallego Ballesteros, y por la asombrosa conjunción entre la energía que en cada momento este pedía y los músicos le entregaban, siendo la clave para construir un discurso donde la musicalidad, el sonido compacto
y la sutileza arrancó de nuevo los aplausos del numeroso público presentes en el Gran Teatro. Volvió a destacar también por su profesionalidad y por la acertada elección de un repertorio que, sin necesidad de pecar de pretencioso, se ajustó a las bases y permitió mostrar sus posibilidades.
Durante la presentación del acto, tres de los componentes más jóvenes de la Banda Juvenil, Ángela Calero, Álvaro Molina y Emma Cruz, brindaron al público los premios obtenidos en el Certamen. Tras esta, la agrupación volvió a interpretar en la primera parte el repertorio del concurso, comenzando con la obra de presentación Rites of Tamburo de Robert W. Smith, El Mago de Omar Sala, la obra obligada de este concurso, y “A Little Suite of Horror” de Thomas Doss, la pieza libre. En esta ocasión, la Juvenil aprovechó la ventaja que la excelente acústica del Gran Teatro ofrece para ganar aún más en matices y detalles que se no se apreciaron del todo en Moncada.
Durante la segunda parte, fue la formación habitual la que ocupó el escenario también bajo la dirección de Eduardo Gallego Ballesteros, repitiendo al igual que en la primera mitad del concierto Celia Molina García-Pozuelo como clarinete principal, para interpretar una ambiciosa selección de música española que ha requerido también de un minucioso trabajo y estudio por parte del director y de los músicos, cuyo esfuerzo para afrontar con una absoluta solvencia estas obras fue indiscutible tras el resultado. Comenzaron con la “Suite 1936”, de Miguel Asins Arbó, en la que su autor utiliza música escrita originalmente para televisión al estar compuesta sobre algunos de los principales motivos de la serie documetal de TVE ‘España en guerra’.
Continuaron con ‘Soleriana’, de Carlos Surinach, estructurada en una introducción y siete diferencias, basada en el Fandango del Padre Antonio Soler (1729-1783), en la que tal y como manifiesta su creador nos sumerge en el mundo del compositor del siglo XVIII con los medios del siglo XX a su alcance, como se pudo apreciar en la exigente técnica de ejecución más ligada a las particularidades de una banda sinfónica que de una orquesta. Tras estas dos obras de nuevo repertorio, se dio paso al poema lírico ‘Una Noche en Granada’, de Emilio Cebrián, obra cumbre del repertorio español para banda de principios del siglo XX. Y no podían ser menos que sus homólogos juveniles, ya que la sinergia conseguida entre director y músicos gracias a la concentración, el balance y el relieve a la hora de modelar los sonidos con los continuos contrastes y cambios de tempo y dinámicas marcó la tónica en esta segunda mitad del concierto.
No dudó el público en felicitar a todos los músicos y al magnífico trabajo de Eduardo Gallego Ballesteros, que representa el excelente trabajo y los frutos de esa iniciativa de querer reglar y profesionalizar la carrera de director especializado en bandas del Conservatorio Superior de Castilla La Mancha. Hubo palabras de agradecimiento hacia todos los familiares que compartieron la experiencia del certamen in situ, para todos los compañeros que vivieron las emociones de aquel día desde la distancia, incluso desde las bambalinas del Gran Teatro momentos antes de la representación de ‘Agosto del 34’, para el profesorado que colaboró en los ensayos de la Juvenil, para las administraciones públicas por su constante apoyo, y por supuesto, para el motor fundamental de esta Asociación, su Junta Directiva, por su esfuerzo para llevar a cabo tantos y tantos proyectos liderados por Cristóbal y por Pedro. Sin duda, todos forman parte de este engranaje que funciona como estímulo para seguir creciendo y hacer que Manzanares pueda sentirse orgullosa de la incesante labor de la AMC Julián Sánchez Maroto.
También se lanzó un mensaje a la hora de querer romper estereotipos asociados a determinadas especialidades instrumentales, sobre todo las pertenecientes al viento metal, en la línea de la colaboración que esta asociación realizó esa misma mañana del sábado en colaboración con la Escuela de Música “Guillermo Calero” durante su II Semana Cultural. Esta actividad consistió en un concierto didáctico de la mano de jóvenes intérpretes de esta sección de la banda, bajo la dirección de Pedro Manuel Delegido Calero, con el objetivo de atraer y crear una cantera de músicos de estos instrumentos cuyas sonoridades son tan necesarias.
Tras este concierto, la banda podrá volver a escucharse en las procesiones de la Semana Santa manzanareña, en las que estrenará algunas marchas dentro de la línea de actuación de querer introducir nuevo repertorio no solo en los conciertos sino también en los actos tradicionales que no fallan dentro de su calendario anual de eventos.
