Este año la bicentenaria fiesta en honor a San Antón tendrá lugar este sábado y el domingo
Un año más la localidad de Gálvez (Toledo) se prepara para celebrar por todo lo alto su tradicional fiesta de San Antón. Sus vecinos se vuelcan en esta esperada cita centenaria para pedir a San Antonio Abad, patrón de los animales, su protección en este pueblo ganadero por antonomasia.
Esta edición y para continuar impulsando, cuidando y perpetuar esta cita bicentenaria y manteniendo y respetando toda su esencia y tradición, se ha trasladado la fiesta del día 17, onomástica del Santo, al fin de semana para facilitar y lograr una mayor participación de público y amigos que desde muchos puntos se trasladan a Gálvez, en esta cita anual para vivirla en todo su esplendor.
Así, este sábado se encenderán más de 160 luminarias en todo el pueblo, con la peculiaridad de los disfraces y vestimentas de “santantones” por parte de sus vecinos.
Desde el mediodía del sábado los vecinos se reunirán en sus lumbres en las calles de la localidad, disfrutando de viandas y productos típicos del cerdo y otros platos como migas, las puches, morcillas, guisos de caza y conversaciones tan propias de estos días y que unen al vecindario alrededor de la lumbre.
El sábado por la noche, en la Plaza de la localidad, se invitará a todos los vecinos y visitantes a degustar productos del cerdo, así como dulces típicos. Posteriormente recorrerán todas las calles de Gálvez distintas charangas para amenizar las lumbres. A partir de las dos de la madrugada, para continuar la fiesta y una vez que los sanantones hayan corrido las lumbres, habrá baile en la Plaza de manos de la orquesta ‘Colores’, horario que, tras las mágicas veladas en las lumbres de los vecinos, los galveños aprovechan para salir vestidos de San Antón y pasear y disfrutar de ese verdadero espíritu que caracteriza esta fiesta en Gálvez.
Tras una noche que terminará con los rayos del sol de la mañana y en la que los participantes degustarán la tradicional herradura de San Antón que regala el gobierno local del Ayuntamiento de Gálvez, los vecinos asistirán a la celebración de la Santa Misa a las 12:00 horas y procesión en honor a San Antón, así como a la bendición de los animales –racionales e irracionales, como reza en el bando municipal- a las puertas de la Parroquia San Juan Bautista.
Luminarias y cortejos de Santantones
Es así como en la madrugada del sábado los santantones irán de lumbre en lumbre pasando por las luminarias y recorriendo las calles de la localidad. En palabras de Manuel Fernández Lazaro-Carrasco, alcalde de Gálvez, «esta noche esperada por todos se convierte en magia a través de una tradición tan nuestra y que ha pasado de generación en generación sin perder su esencia».
Origenes
De los orígenes de la fiesta hay constancia ya en diversas crónicas medievales. Tradicionalmente, al atardecer se encendían lumbres en las huertas y en todos aquellos lugares en los que había ganado y animales domésticos. Estas hogueras tenían connotaciones mágicas, esperando de ellas ahuyentar las enfermedades y plagas de los animales: “En San Antón, la gallinita pon”, dice el refranero popular.
La víspera de la celebración los campesinos encendían hogueras como símbolo de purificación de sus animales a la vez que se disfrazaban para “correr San Antón” ataviados con cencerros propios del ganado, untando sus rostros con corchos quemados, simbolizando así la terrible peste.
Existía también una relación clara con el ciclo de la cosecha y con las labores del olivar. Para la fiesta, la recolección de la aceituna estaba acabada y se pasaba a la poda del olivo. Precisamente eran estos restos de la corta, el ramón, el material básico de la hoguera.
Evolución histórica
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, en los meses de febrero o marzo de cada año, era una costumbre, el que alguna persona donara un cochinillo pequeño, que tras ponerle al cuello una cinta de color y cortarles las orejas y el rabo para que supiesen que se trataba del conocido, “GUARRO SAN ANTÓN”, los vecinos de la localidad lo alimentasen hasta el día de la celebración (17 de enero), con la finalidad de darlo como sustento a los más pobres.
A finales del siglo XIX, la fiesta pagana comenzaba con el encendido de hogueras en las calles, huertas y campos de la localidad, siendo la más importante la situada en la Ermita de los Cristos por la creencia de su carácter más purificador. Es seguro que estas hogueras mantuvieran las connotaciones mágicas, esperándose de ellas ahuyentar las enfermedades y plagas de los animales. En las hogueras se quemaba todo aquello que los vecinos tenían en sus casas y la leña que recogían del campo.
Las gentes se vestían con cualquier atuendo que tuvieran en sus casas, pintándose las caras con corchos quemados en las hogueras para no ser reconocidos y se colocaban cencerros a las espaldas e iban visitando todas las hogueras, que es lo que se conocía, y conoce, como “correr San Antón”.