En el Centro Cultural Aguirre hasta el 16 de enero
La Concejalía de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Cuenca, con la colaboración. Diputación Provincial de Cuenca, organiza la exposición Ciudades vistas y soñadas, con motivo del XIX Aniversario de la Declaración de Cuenca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
La inauguración tendrá lugar esta tarde en el Centro cultural Aguirre y permanecerá abierta en él hasta el próximo 16 de enero.
Un poco más tarde, y en el mismo punto de encuentro, se hará entrega de los premios del tradicional Concurso de Belenes de la ciudad.
Ciudades vistas y soñadas
El viaje como iniciación formativa fue un hallazgo del siglo XVIII europeo. A partir de entonces no faltaron gentes animosas dispuestas a descubrir paisajes y conocer gentes distintas y distantes. En algunos casos el conocimiento adquirido durante la aventura, trasladado al libro, ilustrado en ocasiones, fue puesto a disposición de numerosos lectores, ellos mismos viajeros en ciernes o bien gentes asimismo curiosas aunque dispuestas sólo a compartir las experiencias ajenas desde el confort doméstico.
España se puso de moda. Primero atrajo a ella contemplar su pasado histórico plasmado en monumentos señeros. Luego, la resistencia de un pueblo indómito frente al invasor francés atrajo a visitantes deseosos de conocer a quienes no habían consentido doblegarse ante el dueño de Europa. Hubo entonces, como antaño, viajeros franceses, pero fueron sin embargo ingleses quienes, durante el primer tercio del siglo XIX, mejor reflejaron con la palabra y la imagen la diversidad hispana, marcando de preferencia en ella un ensoñado orientalismo de impronta islámica. Desde el norte o el sur, con preferencia por las ciudades y paisajes de éste, ofrecieron minuciosas descripciones o imágenes aprovechando en este caso las nuevas técnicas del arte gráfica industrial.
Partiendo de estas imágenes en grabado o litografía, cuidadosamente reproducidas, la cámara de Santiago Torralba ha buscado reproducir el aspecto actual de monumentos y paisajes mostrando cómo los artistas decimonónicos imprimieron su personal huella al representarlos desde la emoción romántica.
Fueron pocos los viajeros románticos que recalaron en Cuenca y no menos escasas las representaciones de su caserío hechas entonces. No faltan, sin embargo las perspectivas trazadas en siglos anteriores, asimismo iluminadas por la correspondiente descripción debida a plumas ilustres. A unas y otras hemos dedicado un apartado especial con el ánimo de mostrar lo justificado de que la nuestra, por armonizar de forma admirable arquitectura y paisaje, haya sido inscrita hace ya dos décadas en la nómina de las ciudades patrimonio de la humanidad.