El presidente de la Diputación felicitaba a los propietarios de esta iniciativa por apostar por nuestro sector agroalimentario y también por el modo de vida rural, lo que se traduce, en definitiva, en defender nuestros pueblos
Esta bodega, inaugurada el pasado mes de julio, pertenece a la Denominación de Origen Ribera del Júcar, la única que es cien por cien conquense, y destina una parte del dinero de la venta de sus vinos a la Fundación Leticia Castillejo, para luchar contra el cáncer
Benjamín Prieto, presidente de la Diputación Provincial de Cuenca, se desplazaba esta semana a la localidad de Casas de Benítez para visitar ‘Ícala Bodegas y Viñedos’, un proyecto empresarial cuyas instalaciones se inauguraban el pasado mes de julio en el municipio conquense. Tras un recorrido por la bodega, acompañado por la familia Cabrero-Laserna el responsable provincial felicitaba a sus propietarios por haber puesto en marcha esta iniciativa, “desde la Diputación somos conscientes de que el potencial agroalimentario es un sector estratégico en la economía de nuestra tierra lo que se traduce en la creación y consolidación de empleo y, por supuesto, en la fijación de población en la provincia”. Prieto hacía un repaso por los productos más importantes, como son el ajo, el aceite, el queso, la miel y, por supuesto, el vino, “todo un escaparate que identifica a la provincia de Cuenca con cualidades como la calidad y la excelencia y que representan a miles y miles de profesionales que se dedican a ello”.
La Diputación Provincia, como es obvio y así lo recordaba Prieto, no permanece al margen de esta realidad y “apoya decididamente al sector agroalimentario de Cuenca, como, por ejemplo, a través de sus denominaciones de origen”.
Para poder seguir contando con un sector agroalimentario vivo y con garantías de continuar compitiendo en los mejores mercados, el presidente de la Diputación agradecía la contribución de iniciativas como la de la familia Cabrero-Laserna, que “con dedicación, imaginación y creatividad han emprendido esta nueva aventura, eso sí, sin perder la perspectiva y el apego a nuestra tierra. Han sabido combinar la visión y los avances tecnológicos que la elaboración del vino requiere ahora, en pleno siglo XXI, con las técnicas tradicionales, consiguiendo algo fundamental, difundir y poner en valor la cultura del vino”.
Benjamín Prieto, también destacaba el merecido posicionamiento internacional de nuestros vinos, “un producto que ha conseguido estar en los más alto, ampliar mercados y, por ello, consumidores y consolidar en nuestra provincia cooperativas y bodegas. Prueba de ello es Ícala, en Casas de Benítez, que además pertenece a una denominación de origen cien por cien conquense, como es la de Ribera del Júcar”. También destacaba Prieto, la loable iniciativa que ha tenido la familia Cabrero-Laserna de destinar una parte del dinero de las ventas de su vino a la lucha contra el cáncer, haciéndoselo llegar, para tal fin, a la Fundación Leticia Castillejo.
Juan Carlos Cabrero, por su parte, explicaba que la génesis de este proyecto familiar se remonta a hace unos años, “hemos ido recuperando viñedos viejos, viñas centenarias para elaborar un vino que podríamos llamar de autor”. Cabrero, definía esta empresa como una ilusión, “cuando hablamos de la bodega decimos que es un sueño, una pasión, una forma de vida. Esto último es importante porque queríamos vivir en un municipio pequeño, trabajar aquí.”. Para el propietario de Ícala, el desarrollo rural no se puede quedar en un concepto, en una idea, hay que poder en práctica iniciativas que lo consoliden. En cuanto a la producción de la bodega, Juan Carlos Cabrero señalaba que “tratamos de hacer vinos únicos, limitados. Sacamos al mercado sobre las 35.000 botellas destinadas principalmente a España y Europa, a países como Alemania, Austria o Suiza”, concluía.