Artículo de Opinión de la Comisión Ejecutiva Local de la Agrupación Socialista de Ciudad Real
Desde que la ONU estableció el 5 de octubre de 1994 el primer Día Mundial del Maestro como conmemoración a la primera vez que se celebraba una conferencia internacional para tratar la situación de los docentes, celebramos en muchos países la labor que llevan a cabo, pues si los alumnos son el fin en torno al cual ha de orquestarse el sistema educativo, los docentes son el vehículo trasmisor del conocimiento de buena parte del legado cultural de una sociedad.
Nadie debe dudar que la educación es la mejor herencia que puede dejarse a nuestros hijos e hijas, porque es la pieza clave para el desarrollo económico y social de un país, esencial, por tanto, a la hora de formar ciudadanos y ciudadanas para que contribuyan a un futuro mejor. La igualdad, el progreso y la cultura han de caminar de la mano para construir una sociedad justa, digna, y el acopio de conocimientos que tiene lugar durante el proceso educativo ha de conducir directamente a una sociedad libre, libre de pensamiento, fundamental para que el individuo decida con capacidad crítica, sin ser sometido o manipulado. Unamuno lo resumía mucho mejor cuando decía: “sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe”. Por ello es tan importante que la educación se lleve a cabo con garantías, en aras de esa misma libertad a la que conduce, del principio de igualdad y no del adoctrinamiento y del sectarismo, sea del origen que fuere, y debe estar tutelada, promovida e incluso mimada por el Estado, tal como el pensamiento socialista ha proclamado a través de su propia historia política.
Un gobierno que sea garante del ejercicio de la docencia es indispensable, que crea verdaderamente en lo que significa la adquisición de conocimiento – por cierto, un bien que ni se compra ni se hereda-, y lo promulgue entre los ciudadanos y ciudadanas sin reparar en diferencias económicas, sociales, de religión o género. Así lo ha expresado el PSOE en su documento sobre la puesta en marcha del actual Plan General contra la Segregación, acordado con las comunidades autónomas, cuyo objetivo es evitar la concentración del alumnado con diferentes grados de vulnerabilidad en determinadas zonas, o la eliminación de la posibilidad de que los centros que segregan por sexos puedan recibir conciertos educativos, medida introducida por la LOMCE en su momento.
La escuela pública española cuenta actualmente con la generación de docentes más cualificada en su historia, ya que la educación hoy en día avanza y se reinventa a pasos agigantados, paralela a los cambios que experimenta, y nuestros docentes ya no son meros trasmisores de conocimiento, sino canalizadores de sus disciplinas, a las que aplican las nuevas tecnologías, atentos a la diversidad del alumnado, a los valores morales de la sociedad plural, e incluso utilizan diferentes lenguas a la materna.
Sin embargo, en algunas ocasiones los docentes no reciben el reconocimiento que realmente merecen, cuando deben ser referentes de prestigio y respeto, y una sociedad que no valore a sus docentes, estará desacreditando la labor educativa y, por consiguiente, su legado cultural. Si no, escarben en su memoria y díganme si no encuentran el nombre de algún docente que ayudó a descubrir su camino profesional, o el placer de la lectura, o la curiosidad por el funcionamiento del mundo. ¿Qué maestro o maestra no les enseñó que la verdadera satisfacción de lograr lo que uno quiere ha de deberse a los méritos propios, sin trampas, sin artimañas, desde la honradez?
Hoy, desde la Agrupación Socialista de Ciudad Real, queremos sumarnos a este reconocimiento profesional, reivindicando la labor del enseñante en su papel de conductor del conocimiento como motor para transformar vidas, felicitando a todos aquellos y aquellas que eligieron la docencia como vocación, porque pocas cosas puede haber más hermosas que contribuir al desarrollo intelectual del ser humano.
Comisión Ejecutiva Local de Ciudad Real