Artículo de opinión de la Comisión Ejecutiva Local de la agrupación socialista de Ciudad Real
Desde el 28 de abril de 1996, el movimiento sindical celebraba el Día Internacional en Memoria de los Trabajadores Fallecidos y Heridos para honrar la memoria de las víctimas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Es a partir del 2003 cuando se une a esta reivindicación la Organización Internacional del Trabajo. Pasa entonces a conocerse como Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, y se convierte en un acontecimiento para concienciar a los agentes sociales, a los gobernantes y a toda la sociedad de que las lesiones y muertes en el trabajo pueden prevenirse y reducirse.
Recuérdese aquel fatídico 25 de abril de 2013, cuando el derrumbe de una fábrica textil en Bangladesh ocasionó la muerte de 1.135 trabajadores y otros 2.500 heridos. En este mundo globalizado, donde se consumen ropas y otros bienes producidos en cualquier parte del mundo, debería haber una trazabilidad (como la hay en los alimentos, por ejemplo), para que el consumidor decida comprar el producto o no, sabiendo las condiciones de sus trabajadores.
En España, nuestra Carta Magna de 1978 ya encomienda a los poderes públicos velar por la seguridad e higiene en el trabajo. Así, y como trasposición de la Directiva Europea 89/391/CEE, surge la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), actualizada por la Ley 54/2003. La LPRL tiene por objeto promover la seguridad y la salud de los trabajadores y establece como principios generales: la prevención de riesgos profesionales; la eliminación o disminución de riesgos derivados del trabajo, y la información, consulta, participación equilibrada y formación de los trabajadores en materia preventiva.
En nuestro país, las muertes y las secuelas de los accidentes en el trabajo disminuyeron a partir de aquella época por dos causas principales: una consideración por parte de los empresarios de que los recursos empleados en seguridad son una inversión y no un gasto, y la concienciación de los trabajadores de que trabajar en seguridad supone volver a casa en buenas condiciones, después de la jornada laboral.
Sin embargo, parece haber una relación directa entre la dura Reforma Laboral de 2012 y el aumento de los accidentes y muertes en el trabajo a partir de 2013, según los sindicatos. Desde entonces, una disminución de la inversión en prevención por parte de bastantes empresas y la volatilidad de los contratos laborales, hacen más difícil que un puesto de trabajo y su trabajador estén adecuadamente preparados en prevención, según lo establecido en la LPRL.
Se debe crear una política de empleo favorable al sostenimiento y la seguridad de los puestos de trabajo, para lo que un buen punto de partida es la derogación de la Reforma Laboral del PP. Hay que establecer que la remuneración sea acorde con la formación y el trabajo desarrollado; dotar de formación continuada a los trabajadores, tanto para el desempeño de su labor, como en prevención de riesgos laborales, y restablecer el poder de mediación de los sindicatos, lo que llevará a la negociación colectiva en condiciones dignas para los trabajadores y las trabajadoras. De esta manera, podremos celebrar en nuestro país como se merecen los 28 de abril de los próximos años.
Comisión Ejecutiva Local de la agrupación socialista de Ciudad Real