Un 72% de los encuestados en las redes sociales de la tiktoker Hurona asegura haber sufrido problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad.
Si hay algo que resulta “paranormal” a los ojos del mundo actual, es la Generación Z. Hay quien asegura no haberles visto jamás despegados de una pantalla, que esconden su rostro real tras los filtros o que su lenguaje resulta incomprensible para los oídos de los boomers. Freeda, la plataforma que difunde historias reales para inspirar un cambio positivo acaba de lanzar la serie ‘Expediente Z’ y que tiene como objetivo dar voz a la realidad de toda una generación.
En el primer capítulo en tono distendido y divertido, de la mano de Hurona Rulera (la joven streamer, feminista e influencer de videojuegos y rol a la que siguen 13.1 millones de personas), convertida en una especie de Sherlock Holmes del siglo XXI, se habla sin tapujos de por qué su generación, conocida popularmente como ‘generación de cristal’ (término que hace referencia a fragilidad y trasparencia), se preocupa más por la salud mental que otras anteriores: por ser más frágiles, pero también por ser la más transparente, 100% despojada de normas impuestas y de estereotipos.
“¿Generación de cristal? Sí, somos más frágiles, pero también transparentes. Cada generación tiene sus propios problemas socioculturales, pero mucha gente de generaciones anteriores se empeña en tirar hacia adelante en vez de preguntarse por qué les pasa lo que les pasa. Si se hubieran gastado la mitad que yo en terapias, no habría sido tan difícil identificar qué iba mal” dice Hurona, con más de 13 millones de seguidores en su cuenta de TikTok.
En una encuesta lanzada a la comunidad de la Influencer, el 72% reconoce haber padecido problemas de salud mental, fundamentalmente depresión o ansiedad, de los cuales un 46% lo comentaron con su círculo de confianza, frente a un 54% que decidió no hacerlo. En este campo, las redes sociales juegan un papel importante. Un 36% de esta generación, que vive por y para estar bien con ellos mismos obviando las tradiciones y las imposiciones sociales, están del lado de las redes, viéndoles el lado positivo para superar determinados problemas en relación con la salud mental. En cambio, un 64% están en completo desacuerdo y ven un lado oscuro y negativo en ellas.
La GenZ está a la orden del día gracias a las redes sociales, que se han convertido en el medio de comunicación más efectivo, rápido e inmediato de interacción. Para bien y para mal. Pero, si bien detrás de las redes sociales solo hay personas, con un perfil determinado en cada ocasión, éstas no pueden calificarse ni como buenas ni malas, ya que únicamente dependen del tipo de persona que se encuentre detrás de cada perfil. Pasa algo similar con los conocidos ‘memes’: Ilustraciones que añaden un toque de humor a situaciones más comprometidas, muchas de ellas con una estrecha relación con la salud mental. Hurona opina a este respecto que está bien reírse de uno mismo, pero “no siempre hay que usar el humor para decir que estamos mal”
«Desde que tengo 12 años, empecé a escribir un diario donde apuntaba todo acerca de lo que me pasaba. Tardaron mucho en diagnosticarme autismo, y cuando lo hicieron me liberé muchísimo. Conocerse a uno mismo es imprescindible y hablar sin vergüenza de todo lo que nos pase. Todo se soluciona con escuchar.», concluye Hurona.
