Por Enrique Pedrero Muñoz. Crítico de Arte.
Coincidiendo con el XV Aniversario del fallecimiento de José Luis Samper (1933-2006) se puede visitar en el Museo Municipal de Alcázar de San Juan (C. Real), la extraordinaria exposición con el título: “Manchego del alma viva”. Evento que su familia, junto al Patronato Municipal de Cultura de dicha ciudad, han querido rendirle como homenaje a su trayectoria artística. La muestra estará abierta al público desde el 16 de octubre hasta el 28 de noviembre de 2021.
Con gran afluencia de público el 16 de octubre del año en curso a las 12 de la mañana se inauguraba esta magna exposición. En ella se dieron cita familiares del artista, políticos, intelectualidades y críticos del arte, seguidores de su obra, medios de comunicación, etc. Estuvo presidida por la viuda del artista Amalia Cortés Agenjo, Concejal de Cultura, Mariano Cuartero; Antonio Moreno, Catedrático Ciencias Físicas e investigador y el artista Salvador Samper, hijo de José Luis Samper, donde se habló y comentó de varias anécdotas de la vida del artista.
A continuación, el público pudo admirar un total de 60 obras, gran parte de ellas al óleo, serigrafía, acuarela, tinta china, carboncillo, más 20 carteles en varios tamaños sobre las fiestas de Alcázar de San Juan, reportajes de televisión, de prensa, entre otros, ya que José Luis Samper fue corresponsal de televisión en Castilla-La Mancha, durante más de tres décadas, desde los años 60 hasta fin del siglo pasado.
La vida de José Luis Samper Sánchez-Villacañas, pintor autodidacta y artista multidisciplinar, fue muy amplia y diversa.
Su interés fueron los temas quijotescos, la idiosincrasia y el costumbrismo manchego. Así como las casas encaladas con las puertas de color añil o almagra, las haciendas de quintería, las ventas, casas de postas, los carros chirriantes tirados por burros o mulas, los molinos cervantinos, los viñedos, los campos de cereales con la siega, la trilla y la parva, el hombre y la mujer manchega, pero también temas urbanos o del ferrocarril y un largo etc., todos ellos fueron su fuente principal de inspiración.
Su afición contundente al dibujo desde pequeño, haciéndolo del natural y más tarde en la pintura, fue motivo para que se fuera creando sobre todo su estilo.
Conoció en principio la obra de sus paisanos costumbristas Ángel Lizcano Monedero y algo menos la de Antonio Murat Octavio, Ricardo Illescas o Eduardo Santos Murillo.
Más tarde, tras su presencia en numerosas muestras artísticas de la provincia en Ciudad Real, Alcázar de San Juan, Valdepeñas, Manzanares, Campo de Criptana, Herencia, Pedro Muñoz, Moral de Calatrava y un largo etc., independientemente de otras que realizara fuera de nuestra región, en ellas le sirvió para que conociera y tuviera relación con otros artistas, como Gregorio Prieto, Antonio López García, Antonio Guijarro Gutiérrez, Agustín Úbeda, Maestro Palmero, Antonio Iniesta, Rafael de Infantes, Isidro Antequera, Pedro García, José Antonio Rúa, Jesús Velasco Espinosa, entre otros, y sobre todo por ser alumno y amigo de Antonio López Torres, con quien compartiera sus escapadas al campo para pintar, tanto que incluso lo pintó a este último varias veces, al igual que a Ángel Lizcano. Dicen que todo se pega menos lo hermoso, en este caso es una excepción, sí que se le pegó toda la hermosura de la pintura del pintor de Tomelloso.
Toda esta relación con otros pintores a través de las exposiciones y por supuesto con el maestro López Torres, captó como un radar lo más importante de cada uno, dejándose influenciar en principio, para luego crearse un estilo propio y madurado, que yo personalmente definiría como “Realismo mágico” porque su pintura es humanista, ensoñadora, poética y mágica, captando la luz, el color y el ambiente con nostalgia.
Pero, además, tuvo cierta influencia en algunas obras y también de las tendencias artísticas del momento, como es la segunda vanguardia geométrica, que se dio en España en la segunda parte del siglo XX, sobre todo en los temas urbanos, sintetizando en “Plaza de Brihuega” “Paisaje” o “Paisaje urbano y mujeres” aparte de otros muchos, que se haría notar, tras su relación en exposiciones colectivas con Gloria Merino o José Herreros.
Cada obra de José Luis Samper, es un poema, que nos hace discernir, pensar, recurrir, digamos que es la imagen de antes de ayer y de ahora, porque el realismo manchego tuvo una fuente inagotable de temas, que muchos pintores manchegos interpretaron y llevaron a sus lienzos durante muchos años del siglo XX, aunque algunos de ellos derivaran posteriormente en otros estilos o tendencias.
A su pintura realista por doquier, se basa en una constante en su vida a través de su formación autodidacta, que guardan la frescura, espontaneidad e ingenio de muchos de los grandes pintores españoles, sobre todo en la forma e intención de reflejar personajes y costumbres, o lo que se ha dado en llamar Costumbrismo que estaría presente durante mucho tiempo en el siglo pasado.
Pintor, dibujante, ilustrador, grafista, reportero, etc. ganador de numerosos premios de pintura, dibujo, ilustración, carteles, etc. Expuso en diversas ocasiones individualmente y colectivamente, y su obra se haya repartida en museos, colecciones particulares en España y en el extranjero.
En definitiva, José Luis Samper nos trasmitió en su pintura, la belleza del color, que supo hacerla efectiva con pincelada firme y discreta, creando una simbiosis de gamas cromáticas controladas por la saturación, el equilibrio de las formas, de la luz y el color, plasmado en diferentes técnicas.
En su etapa como reportero periodista de TVE en la comarca de Alcázar de San Juan, dejó huella y que comenzara en 1962, donde por medio del ojo y la cámara y su gran instinto artístico, captaría la imagen bella y poética de gran parte de Castilla-La Mancha, ello redundó para conocer bien el paisaje manchego y sus gentes, trasladando sus vivencias de imágenes al lienzo.
Y también como Quijote, porque José Luis Samper amó a su tierra hasta la saciedad, consiguiendo varias acciones importantes durante su nombramiento en Festejos y Cultura en principio y posteriormente como Concejal Delegado de Arte y Monumentos del Excmo. Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, entre 1964 y 1971, dejando una huella muy importante, con la construcción de varios molinos o el monumento a El Quijote y Sancho en su ciudad natal, entre otras muchas acciones que sería muy largo de enumerar. Fruto de ello y del calor de sus paisanos, se le nombró una calle con su nombre, así como Hijo Predilecto de la ciudad de Alcázar de San Juan.
