Por Rafael Alfonso Alfaro García
Sacsayhuamán es una de las edificaciones más asombrosas de todo el mundo. Se piensa que empezó a construirse durante el gobierno del inca Pachacutec en el siglo XV.
Se cree que más de 20 mil hombres extrajeron las piedras de las canteras aledañas y la trasladaron 20 kilómetros hasta la colina de la ciudad del Cusco.
Hoy, se calcula que Sacsayhuaman conserva solo el 40 por ciento de su antigua estructura. Aun así, el sitio posee estructuras de hasta 125 toneladas de peso.
El recinto arqueológico de Sacsayhuaman se encuentra a 2 kilómetros al norte de la Plaza de Armas del Cusco. Se ubica a 3,700 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.).
Se extiende en una superficie de más de 3 mil hectáreas, en una colina cercada por montañas.
La arquitectura en Sacsayhuaman posee construcciones sagradas como edificios residenciales, torreones, adoratorios, almacenes, caminos y acueductos. Es por eso que, la forma y la armonía del paisaje guarda similitud con otros lugares sagrados incas como Machu Picchu.
El muro principal de Sacsayhuaman está construido en zigzag con piedras gigantescas de hasta 5 metros de alto y 2.5 metros de ancho (entre 90 y 125 toneladas de peso).
El lado sur está limitado por un muro pulido de aproximadamente 400 metros de largo. El este y oeste se limitan por otros muros y andenes.
Los rodaderos son una formación natural de diorita de origen volcánico. Con el pasar de los años, se moldeó de forma arqueada a modo de deslizadero (tobogán).
Las ‘chincanas’ son túneles o cuevas subterráneas en Sacsayhuaman. Son dos, la más pequeña mide alrededor de 15 metros y se ha convertido en una distracción para los viajeros. La grande, se encuentra al norte del complejo.
Según la tradición oral, muchas personas intentaron encontrar el final del túnel más grande sin éxito. Incluso algunos no lograron salir. Se cree que este túnel conduce al Coricancha (Templo del Sol). Actualmente, la entrada a esta chincana está cerrada.
Conclusiones.
¿Pueden las piedras hablar? ¿Qué están tratando de decirnos? ¿Hay en ellas algún indicio que nos diga qué pudieron haber sido estos lugares? Por increíble que parezca esos indicios están ahí; solo hay que verlos. Para ello vamos a ver la imagen de la hendidura que hay en el centro de la puerta de los Dioses.
Y el material reblandecido que hay alrededor de la hendidura, porque más adelante como digo lo podremos comparar con la enigmática marca que hay en la puerta del templo en Sagsayhuaman.
Rafael Alfonso Alfaro García.