En la tierra del caballero de la triste figura, no resulta complicado encontrar ciertos paralelismos entre don Quijote y su idealizada dama y Olivier y su musaArgamasilla de Alba 21-10-2019
Olivier Herrera Marín (Capicorb, Castellón, 1946) presentó el pasado fin de semana en el Centro Cultural ‘Casa de Medrano’ de Argamasilla de Alba (Ciudad Real) su poemario: ‘Esther, un sueño de verano’. Un gran ramo de versos que dedicó a Esther Koplowitz, tras coincidir con ella en un aeropuerto en 1995, en un principio sin saber quién era ella, como afirmó en la presentación el propio autor.
José Antonio Navarro, concejal de Cultura, que presentó el acto, destacó la calidad del trabajo de Oliver Herrera, y el honor que suponía poder dar a conocer esta obra en la localidad.
El acto contó, además de con el autor y el concejal, con las intervenciones de Carmen Torres, Licenciada en Filología Moderna, en Comunicación Audiovisual y en Derecho, además de diplomada en Lenguajes Audiovisuales, y Andoni Ros Soler, secretario de la asociación Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía (POETAP).
Herrera, informó que su relación con Esther Koplowitz era principalmente “unidireccional”, “digamos que yo le escribía mil palabras y ella me escribía quince o veinte (…) ella tenía que mantener las distancias y yo no”, indicó.
El libro de poemas fue editado por primera vez en 1996, solo con el nombre de ‘Esther’, fue en la tercera edición en 2013, la segunda se publicó en 1998, cuando el autor desveló el apellido de la fuente de su inspiración: Koplowitz. Así en la portada figuraba: ‘Esther Koplowitz, un sueño de amor’. Tras este grito, tal vez liberador, el apellido ha vuelto a desaparecer en la última edición.
Herrera es autor, entre otras muchas creaciones de prestigio, del poema ‘Julio Verne’, parte del manual de enseñanza del castellano en colegios franceses.
“Un amigo crítico me comentó que cuando me piden que hable de un libro, si el libro es bueno hablo sobre el libro, si el libro es malo hablo sobre el autor, y hoy voy a hablar sobre el libro y sobre el autor”, indicó Carmen Torres.
En una extraordinaria, sincera y emocionada presentación, Torres, estableció numerosos e interesantes vínculos entre ‘Esther, un sueño de verano’ y grandes obras de autores contemporáneos y clásicos, entre ellos Cervantes, haciendo especial hincapié en el Quijote, en el idealizado e imposible amor del caballero de la triste figura y Dulcinea, con el de Olivier y Esther, uno desfaciendo agravios y el otro faciendo poemas.
Pero Torres, no solo encuentra una analogía entre las mujeres cervantinas y las herrerianas, entre Dulcinea y Esther, sino también con la pastora Marcela. Ambas mujeres, Dulcinea y Marcela, se encuentran en Esther; la primera por medio del amor poetizado y la segunda a través de la admiración, como parte activa de su sociedad, con poder de decisión y en muchos casos libre para decidir.
“La maquetación es preciosa, la suavidad me gusta… hablo del libro, de sentir el libro, de oler el libro… como los poemas, que son vívidos y vividos”, subrayaba Torres.
Por su parte, Andoni Ros, que quiso apoyar con su asistencia y en representación de Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía la presentación de este libro, indicó que “POETAP nace de la necesidad de expresar aquello que hace sufrir a los pueblos, sobre todo a las clases más necesitadas. Nace de querer extender la voz de los silenciados, nace por los derechos humanos, en favor de los pueblos originarios y nace sobre todo para extender la cultura y llevarla a los últimos rincones del mundo”.
A la presentación le siguió un breve recital en el interior de la “celda” en la cual se engendró la obra cumbre de la literatura castellana: la Cueva de Medrano; y donde Olivier Herrera leyó para los asistentes, entre otros poemas: ‘Julio Verne’, ‘Me 
gusta la gente’ o ‘Domitila’; este último un emotivo homenaje a su madre, la cual hizo viuda la represión franquista estando embarazada de seis meses.
Entre los asistentes, cabe destacar la presencia de María José Díaz, concejala del PP; Enrique Revuelta, de la Fundación Esther Koplowitz, y Gloria Solas Gaspar, de la Fundación Artística Hispanoamericana.
