La Fortaleza de Castillo de Garcimuñoz constituye un testimonio mudo de la extensa historia del Marquesado de Villena. Esta enigmática construcción pertenece al estilo gótico, siendo mandada construir por el poderoso marqués de Villena, Don Juan Pacheco, en el año 1458 como fortaleza para su marquesado. Conserva sus muros exteriores y las cuatro potentes torres circulares que lo forman.
No obstante, nuestra fortaleza tiene la rara peculiaridad de que debajo de este castillo están las ruinas de otro anterior. Al más antiguo corresponden las ruinas del castillo hispano-árabe que habitó el infante don Juan Manuel. El castillo fue su lugar preferido de residencia para él y su familia. En él se inspiró para crear buena parte de sus libros, entre los que cabe destacar el Libro de la caza y El conde Lucanor. También vivió momentos dramáticos como cuando entró en guerra contra el rey Alfonso XI y fue cercado por 1.000 caballeros de las órdenes militares de Santiago y Calatrava para que no pudiera salir su hija doña Constanza, que estaba prometida con el príncipe Pedro de Portugal.
El segundo castillo es el que en 1458 manda levantar el marqués de Villena y maestre de la Orden de Santiago, don Juan Pacheco, sobre las ruinas del anterior que estaba malparado e inhabilitado para la guerra. El maestro que lo construyó fue Martín Sánchez Bonifacio, que pertenece a la Escuela de Toledo.
Cabe destacar la portada, en estilo gótico isabelino, considerada una de las más bellas de toda España en lo que a portadas de castillos se refiere. Especialmente relevante también resulta su actual intervención, ya que el castillo fue rehabilitado recientemente de la mano de Izaskun Chinchilla, una de las pocas arquitectas que posee un estudio de arquitectura en España. Su intervención ha transformado por completo el castillo haciéndolo accesible al visitante. Resulta interesante su actuación en el patio de armas, donde el color y las estructuras escultóricas inspiradas en la naturaleza generan un bosque mágico en el que el visitante se abre a la reflexión, la creatividad y la experimentación.
El visitante dispone de una audioguía con la que puede profundizar en la historia del castillo y sentir el gran legado que nos dejaron nuestros antepasados. Así mismo, el entorno se presta a la contemplación, especialmente para aquellos que se animan a pernoctar junto a la fortaleza gracias al parking de autocaravanas del que disponemos.