Se trata de 32 acuarelas, muy coloristas, con muchos motivos de Guadalajara y principalmente de Horche, el pueblo de la artista.
La pintora horchana Conchi Ocaña expone en estos días treinta y dos acuarelas en el Espacio Cultural de Ocio ‘El Molino’ de Almonacid de Zorita. La muestra fue inaugurada ayer en un acto sencillo que contó con la presencia de la propia pintora y de la alcaldesa de la villa almorcileña, Elena Gordon.
A Conchi Ocaña, siempre le había gustado el dibujo, pero no había encontrado la ocasión de dar rienda suelta a su afición, hasta que un inconveniente laboral –se vio afectada por el ERE de Telemadrid en 2013- hizo que, de repente, encontrara el tiempo necesario para despertar su vocación dormida: “pintar”.
Así fue cómo empezó a pintar en un taller de Beatriz Cosío, en el barrio madrileño de Parque de las Avenidas, donde vive. “Empezó a interesarme el óleo, y ella, que es acuarelista, me contagió su pasión por las aguadas”, dice.
Poco a poco, la horchana aprendió a manejar la técnica, cuyo dominio es tan complicado, de pintar con acuarela. Además del dibujo, composición y color, “hay que tener en cuenta la humedad del papel, del pincel, los tiempos de evaporación…. A priori, nunca sabes si finalmente serás capaz de reflejar lo que tienes en la cabeza”, explica.
Conchi Ocaña toma una fotografía y después plasma sobre el papel unos apuntes a lápiz. Luego, afloran los colores, al mismo tiempo que aparecen sus sentimientos. “Pintar me produce una paz inmensa. Para mí, lo mejor de la semana son las tres horas del taller de pintura, y las otras tres que pinto en mi casa de Horche”, cuenta. En los sólo seis años que lleva pintando con regularidad ha cuajado un estilo definido, ha llevado a cabo ocho exposiciones, y también recibe muchos encargos, “me piden que dibuje casas que ya no están o retratos”.
Precisamente Horche es el gran referente de la exposición recién inaugurada. Con gran originalidad en las composiciones, la pintora refleja rincones insospechados de su pueblo, e incluso alguna escena taurina. También hay otros cuadros paisajísticos con reminiscencias guadalajareñas, del Barranco de la Hoz, por ejemplo, y otros con temas originales, como los basados en una exposición fotográfica sobre Pedro Almodóvar que le impresionó o en un viaje a Nuevo México. Fundamentalmente colorida, la muestra también refleja un cambio de estilo hacia los ocres, con varios bodegones en los que huye de composiciones al uso, de tonos grises, y ocres, con puntos de color.
La acuarelista define el de El Molino como un “espacio precioso”, magnífico para realzar la obra de pintores locales y provinciales, y se muestra agradecida por el ofrecimiento de la sala por parte del Ayuntamiento de Almonacid. Todos los cuadros están a la venta, con precios que oscilan entre los setenta y los doscientos cuarenta euros.