Por Jesús de las Heras Muela
Deán de la Catedral de Sigüenza
Para la celebración del Jubileo de su 850 aniversario, la catedral de Sigüenza propone cinco lugares especialmente vinculados con los orígenes del templo
La catedral de Sigüenza vive el 850 aniversario de su consagración o dedicación litúrgica. Con este motivo y a propuesta del obispo de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez, el Papa Francisco, a través de la Penitenciaría Apostólica, ha concedido un año jubilar al templo y con él a toda la diócesis. Es el primer año jubilar de la historia de la catedral, de Sigüenza y de la diócesis.
Discurre del 19 de junio de 2018 al 19 de junio de 2019. La fecha elegida obedece al hecho de que el 19 de junio de 1169 cuando el entonces obispo de la diócesis Joscelmo oficiara, en la entonces llamada capilla de Santo Bécker (en la actualidad, capilla de San Juan y de Santa Catalina, la capilla del Doncel) la correspondiente celebración.
Por ello, en un dintel contiguo a esta capilla, en lo que es ahora puerta de acceso a la torre del Santísimo o del Gallo (por un gallo que luce en lo alto de su campanario) se labró una inscripció alusivo a la misma, documento epigráfico, corroborado también documentalmente, clave para la historia de la catedral.
Partiendo de todo ello, el cabildo catedralicio ha elaborado una ruta, un itinerario en la catedral por cinco estrechamente vinculados consagrados con sus orígenes. Es el llamado «Iter Iubilaris».
La catedral de Sigüenza pone a disposición de la voluntad de grupos de peregrinos y de particulares la posibilidad de realizar, a partir del 20 de junio, este recorrido, acompañados y guiados por algún canónigo.
Estos 850 aniversario de la consagración de la catedral seguntina coincide, además, con el 70 aniversario de su declaración, por parte del Papa Pío XII (el 30 de mayo de 1948), como basílica. Esto significa que la denominación precisa de la catedral de Sigüenza es de Santa Iglesia Catedral Basílica.
«Domus Dei, porta coeli»
La Iglesia comienza sus celebraciones en el aniversario de las dedicaciones de los templos con estas palabras: «Esta es la Casa de Dios y la puerta del cielo», tomadas del libro del Génesis. Estas palabras han inspirado el lema para la celebración jubilar en el 850 aniversario de la consagración de nuestra catedral de Sigüenza: «Domus Dei, porta coeli» (Casa de Dios, puerta del cielo). Esta frase del Génesis, 28, 17 tiene mucha resonancia en la historia de Sigüenza ya que su universidad (siglos XV a XIX) estuvo dedicado a san Antonio de Porta Coeli y este nombre es del actual colegio público de la ciudad y de una de sus calles.
De todo el conjunto de la catedral, destacamos cinco elementos que atraen especialmente nuestra atención por su gran significado jubilar: el crismón, la tumba del obispo don Bernardo de Agén, el altar mayor de la catedral, la urna con las reliquias de santa Librada y la imagen de la Virgen de la Mayor.
El crismón
En el transepto o brazo sur del templo, junto a la actual puerta del Mercado antes puerta de la Cadena (desde la que impartía justicia, por ejemplo, el cardenal Cisneros), en un dintel de la puerta de la torre del Santísimo, junto a la capilla del Doncel, está esculpido el dibujo más antiguo de la catedral. Dentro de un círculo (figura de lo divino), están grabadas y superpuestas las letras iniciales de la palabra Cristo en griego. Cristo significa Ungido. Puesto que la acción de ungir se realiza con el «crisma», por eso a este grabado se le llama «crismón».
Y en él viene la prueba científica epigráfica de la fecha de consagración de la catedral: 19 de junio de 1169, que es la fecha que conmemora este año jubilar: 850 años. En concreto, debajo del crismón aparece esta leyenda, en piedra arenisca, notablemente desgastada: ERA. M. CC.VI, fecha de la era de Augusto que corresponde al año de la era cristiana 1169. La fecha viene completada, ya en documento, con el 19 de junio del citado año.
El crismón mide 0,50 por 0,50 metros. Técnica, artísticamente es un lábaro de Constantino el Grande.
Sepulcro del obispo don Bernardo
De origen francés, concretamente aquitano, y monje cisterciense, don Bernardo de Agén fue el obispo de la restauración diocesana en el siglo XII, a partir de 1124, en que, tras la reconquista de la ciudad, comenzó su ministerio episcopal en ella y en la diócesis. Falleció en 1152. Fue enterrado en esta catedral, cuya construcción él inició.
Bajo su estatua yacente, en la girola, entre la sacristía menor y la sacristía de las cabezas, vemos una larga inscripción que comienza con estas palabras: «Aquí yace don Bernardo, natural de la ciudad de Aquino, del Reino de Francia, capiscol de Toledo, y después que España se restauró de los moros, cuando el Rey don Rodrigo la perdió, fue el primer obispo de Sigüenza».
El sepulcro, «uno de los monumentos más venerables de la catedral», en palabras del historiador Manuel Pérez Villamil, fue ejecutado, en estilo gótico tardío por Martín de Lande, en 1499, y se halla entre la sacristía menor o de los Mercedarios y la sacristía mayor o de las Cabezas, en el comienzo de la girola, según la nave del Evangelio.
Altar mayor
Al fondo de la capilla mayor, en un plano elevado sobre el nivel de la capilla por medio de tres escaleras y rodeado por el gran retablo tardo renacentista, que hizo Giraldo de Merlo, por disposición del prelado fray Mateo de Burgos, a comienzos del siglo XVII, vemos el altar mayor, el lugar donde se hace presente el sacrificio de Cristo. El altar mayor es el centro espiritual de la catedral, la fuente de donde brota la gracia. En el altar mayor se encuentra también la sede y la cátedra del obispo, donde éste ejerce su triple ministerio: enseñar, santificar y regir.
El retablo fue recientemente restaurado (2009) por el Ministerio de Cultura, al igual que su reja y púlpitos (el púlpito gótico del cardenal Mendoza, de la nave de la Epístola; y el púlpito plateresco de la nave del Evangelio).
La capilla mayor de la catedral es coronada en su bóveda por una extraordinaria clave con un Pantocrátor medieval como figura decorativa.
La capilla mayor de la mayor está en la cabecera del templo, al este, y es prolongada por el crucero -también de belleza extraordinaria-, en la nave central, y el coro, espléndida obra del siglo XVI con dos magníficos órganos musicales.
Relicario de Santa Librada
En el transepto o brazo norte de la catedral, en la parte central del retablo plateresco, mandado levantar por el obispo don Fadrique de Portugal, en el primer tercio siglo XVI, está la urna que contiene las reliquias de santa Librada, virgen y mártir aquitana de los primeros siglos del cristianismo, cuyas reliquias fueron traídas hasta aquí por don Bernardo de Agén, el obispo de la restauración.
Las catedrales se consagran con las reliquias de los mártires. Este fue el caso de la catedral de Sigüenza, consagrada, con toda probabilidad, con reliquias de santa Librada, quien llegó a ser patrona de la catedral, de la ciudad y de la diócesis.
El conjunto del transepto norte de la catedral (lo integran el mausoleo de don Fadrique de Portugal, el relicario de santa Librada, la puerta de jaspe o del pórfido –puerta de acceso al claustro- y la fachada de la sacristía de santa Librada) es de extraordinaria belleza, realzada aún más gracias al magnífico trabajo de restauración, auspiciado por el Ministerio de Cultura, y que acaba ahora de concluir.
La traza arquitectónica de este conjunto fue realizada por el gran Alonso de Covarrubias, en 1515, y ejecutada, entre otros, por Francisco de Baeza. Las pinturas del relicario de santa Librada son de Juan de Soreda. Estos tres artistas son del siglo XVI.
Virgen de la Mayor
Es una talla inicialmente románica del siglo XII, traída también por don Bernardo de Agén. La talla, esculpida en madera de ciprés, fue modificada en varias ocasiones, adquiriendo, a partir del siglo XIV, una configuración más gótica, esbelta, elegante y risueña.
La imagen es de las llamas «vírgenes sagrario», pues tiene una portezuela en la espalda donde se reservaba el Santísimo. Es la patrona de la ciudad, con fiesta el domingo siguiente a la Asunción y a san Roque, fiesta precedida por un solemne novenario.
Desde la segunda mitad del siglo XVII, un espléndido retablo barroco, mandado hacer por el obispo Andrés Bravo de Salamanca y ejecutada por Juan de Lobera, alberga la venerada imagen de la Virgen de la Mayor, cuya advocación
responde, con toda seguridad, al hecho de que desde el siglo XII al siglo XVII, (quinientos años) estuvo en la capilla mayor del templo, de donde hubo de desplazar a partir de 1610 al erigirse allí el ya citado retablo mayor de Giraldo de Merlo.
Jesús de las Heras Muela
Deán de la Catedral de Sigüenza