La obra correrá a cargo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, manteniendo el proyecto de la Sociedad Estatal de Aguas de la Cuenca de España (Acuaes)
Carmen Cano, primera edil ha mantenido ya varios encuentros con responsables el Gobierno regional para hacer realidad esta infraestructura
El gobierno local en el Ayuntamiento de Camuñas (Toledo) espera la licitación de las obras de la nueva depuradora del municipio para este mes de junio. La obra que correrá a cargo de la Junta de Comunidades, manteniendo el proyecto de la Sociedad Estatal de Aguas de la Cuenca de España (Acuaes) avanza ya en su tramitación.
Carmen Cano, alcaldesa de Camuñas, ha mantenido ya varios encuentros con el Gobierno regional para hacer realidad esta infraestructura. Así, recientemente, Cano y Julián Cesteros, concejal de Medio Ambiente, visitaban junto a un técnico de la Junta los terrenos en los que se construirá la nueva depuradora, así como las instalaciones de la actual.
Otro de los encuentros que se han mantenido ha sido con Antonio Luengo, director general de la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha, quien avanzaba en una reunión con la alcaldesa de Camuñas y el concejal de Urbanismo, los detalles de esta infraestructura, señalando el mes de junio para iniciar la licitación de las obras. Un proyecto que, destaca Carmen Cano, “beneficiará a todos, porque la depuradora se va a sacar fuera de pueblo, con lo que se eliminarán los olores, sobre todo en verano, y, además, dejaremos de realizar vertidos al río Amarguillo”. Se trata, por tanto, apuntaba, de “uno los proyectos más importantes de esta legislatura para nuestro pueblo”.
Además, el proyecto contempla la limpieza de las actuales balsas de depuración, así como el arreglo y reforestación de la zona como espacio de ocio, con lo que la entrada a nuestro municipio mejorará notablemente con respecto a cómo se encuentra en la actualidad.
El objetivo es solventar las insuficiencias en el saneamiento y depuración de las aguas de los pueblos ribereños, entre ellos Camuñas, que vierten sus aguas residuales al Amarguillo, mermando así la calidad medioambiental de las aguas del río e impidiendo la correcta conservación del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.