Ayer se disputaron dos partidos de exhibición, uno en la categoría Promoción y en modalidad 4 1/2; y el otro de dos parejas de profesionales, Lasa IV y Tainta (azules) y Mendizabal y Bergera (rojos). Ambos enfrentamientos llenaron de público las gradas del frontón dejando clara la enorme afición a este deporte que hay en la villa alcarreña.
El primer fin de semana de las fiestas que Fuentenovilla (Guadalajara), celebra en honor a San Isidro y a la Virgen del Perpetuo Socorro comenzaba este fin de semana, con el día de los niños, en el que hubo atracciones para los más pequeños en el entorno de la Plaza Mayor, y continuaba ayer, cumpliendo con una de las tradiciones más esperadas del calendario de festejos: el partido de exhibición de pelota a mano.
El gobierno local en el Ayuntamiento ha contado con la empresa GARFE Pelota, como viene siendo habitual en los últimos años, había programado dos partidos en el recientemente remodelado frontón de la villa alcarreña. Los graderíos se llenaron para la ocasión, debido a la gran afición que hay a este deporte en Fuentenovilla. No en vano, en los años ochenta el equipo del pueblo llegó a participar en el Campeonato de España de la disciplina, lo que motivó que los mismos fuentenovilleros, construyeran el frontón nuevo, en hacendera y con la colaboración del consistorio para poder jugar de manera oficial, pues siempre había sido tradición hacerlo en la Plaza Mayor.
Desde el año pasado, y de la mano de los concejales del Ayuntamiento, y también pelotaris, Pablo de la Torre y Oscar Martínez, resurge poco a poco la afición entre las nuevas generaciones, con la escuela de Pelota a Mano. “Con estos partidos, y sobre todo, con la Escuela, queremos darle continuidad a la afición a la pelota a mano que siempre hubo en Fuentenovilla, que no se pierda”, valora Pablo de la Torre.
A partir de las doce de la mañana, dos chavales de la categoría Promoción, que aspiran a ser profesionales, según comentaban ellos mismos ayer, se enfrentaban en la modalidad de 4 1/2, de manera que son pasas las pelotas que botan más allá de ese número. Los dos han sido campeones de la cantera en La Rioja. Merino III, de Fuenmayor, venció a Iñigo González, de Cárdenas, por un tanteo de 22 a 16. El partido lo empezó dominando con claridad el a la postre vencedor, pero el de Cárdenas tiró de pundonor, apretando el marcador y llegando incluso a igualarlo. Al final se impuso la pegada y seguridad de Merino. “Iñigo tiene una zurda buena, y su gancho, cuando lo abre desde abajo, es mortal”, alababa el de Fuenmayor a su rival. Deportivo y modesto, Iñigo reconocía como justo vencedor a Merino III. “Es muy seguro. No ha fallado tantas pelotas como yo, que de cada tres he echado una fuera”, lamentaba.
Poco antes de la una de la tarde, comenzaba el partido que la afición estaba esperando, el de parejas, que ha enfrentado a Tainta (Leiza, Navarra), un rematador fino y agresivo, y Lasa IV (Echarri Aranaz, Navarra), zaguero muy seguro y constante (azules); contra Mendizábal (Beasain, Guipuzcoa), que sin llegar a la agresividad del otro delantero es igualmente letal en el frontis, pero a la vez muy seguro y Bergera (Pamplona), un poderoso zaguero pegador (rojos). Se impusieron estos últimos, por 25 a 21 tantos, después de que los jugadores tuvieran la deferencia de alargar el partido a tal número de tantos, a petición de la afición local y del concejal.
“Ha sido un partido bonito, muy disputado. Creo que el público ha disfrutado viéndolo. Tainta tiene su punto agresivo, siempre entra al aire y le pone mucho ritmo al juego, pero lo hemos sabido sujetar. Bergera me ha ayudado mucho atrás para ganar”, declaraba Mendizábal. “La afición se ha portado. El público ha respondido”, añadía Bergera, como pareja vencedora.
“Hemos peleado. Bergera es un gran pegador, y Mendizábal, adelante, tampoco desaprovecha la ocasión de finalizar cuando se le presenta. Pero también Tainta, mi compañero, ha estado bien jugando fuerte en los últimos metros”, valoraba Lasa IV. “Buena afición y mucha gente hoy en Fuentenovilla. Da gusto jugar así, en un frontón lleno, aunque sea de una localidad pequeña”, terminaba Tainta.
