Una exposición misionera, con especial referencia a los misioneros y a la diócesis de Cuenca, muestra que no todo es crisis en lo tocante a vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
La Delegación de Misiones de Cuenca y Obras Misionales Pontificias (OMP) han organizado una exposición que da a conocer la situación vocacional en territorios de misión, y la labor de los misioneros conquenses en este no muy conocido mundo de iglesias jóvenes y vivas donde ahora abundan los seminaristas, novicios, sacerdotes y consagrados nativos, especialmente en África y Asia.
La muestra, que se puede observar en la sala La Carbonería, hasta el próximo 14 de mayo se concentra en una serie de fotos muy coloridas en donde puede apreciarse el nuevo protagonismo de los mismos nativos, cuyas iglesias ya están maduras para producir sus propios pastores y consagrados, proceso del cual también son testigos y colaboradores innegables los 64 misioneros de Cuenca (85 según la cuenta más amplia) que se aprecian repartidos por 28 países del mapa mundi.
Aparte de Camerún, Benín, Burundi, India, Indonesia… están presentes también: el seminario conciliar de Cuenca, en un respetuoso contraste con los seminarios de tierras de misión; conventos de clausura carentes aquí de nuevas vocaciones pero con ejemplos de fundaciones llenas de monjas en el Salvador y Arequipa (Perú); la curiosa relación entre Mongolia, la iglesia más joven del mundo, con Seúl y Cuenca; y una foto de poca calidad pero de mucho valor: la ordenación de los 5 primeros diáconos permanentes de la tribu Achoar, de la Amazonía peruana, cortesía de un misionero conquense que trabaja allí con su esposa en el Vicariato Apostólico de Yurimagüas, Jesús López Hermosilla.
Así mismo, se invita a los asistentes a conocer la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol (una de las cuatro obras de las OMP). Gracias a esta Obra muchas de estas vocaciones nativas pueden superar su mayor dificultad: la falta de recursos económicos. Los interesados podrán colaborar a esta causa con la Delegación de Misiones a través de una serie de propuestas que van desde la financiación total o parcial de becas de estudio para seminaristas y novicios hasta el pago de intenciones de misas en las misiones que favorece a los formadores de los seminarios de dichos territorios. También se puede colaborar a través del “café misionero” por el precio de un euro y sobretodo dando a conocer la exposición.
Las referencias a los misioneros de Cuenca en la muestra son contadas debido al planteamiento de la exposición pero según explica Juan Camilo Valbuena Gómez, Director diocesano de las OMP y delegado de Misiones de Cuenca, “estamos preparando para el curso que viene una exposición de nuestros misioneros conquenses, que en principio expondremos en la Diputación Provincial y será la mejor manera de recuperar y celebrar la Jornada del Misionero Diocesano, porque ellos se lo merecen”.
Las OMP son una institución de la Iglesia Católica, perteneciente a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (Propaganda Fide), cuyo objetivo es la promoción del espíritu misionero y universal en el seno del pueblo de Dios.
Esto se lleva a cabo mediante la información y sensibilización sobre las misiones, la promoción de vocaciones misioneras, la colecta y distribución de ayudas a los misioneros, a sus obras y a las Iglesias jóvenes, en las cuales se procura favorecer la comunión con las otras Iglesias por el intercambio de bienes y ayudas. De este modo, y a la manera de ayudarse que existía en las antiguas Iglesias cristianas, las Obras Misionales Pontificias sostienen a los 1.111 territorios de misión que por sí mismos no llegan aún a sostenerse.
Por su parte la Obra de San Pedro Apóstol fue fundada por las dos laicas francesas Estefanía y Juana Bigard (madre e hija) en Caen año 1889. Esta Obra se encarga de la formación del clero nativo en las Iglesias de misión, sobre todo con la ayuda financiera, donativos que se han extendido también a los candidatos a la vida religiosa masculina y femenina. Es una llamada de atención sobre la importancia de dichas vocaciones carentes de recursos y necesitadas de ayuda, especialmente a través de la fórmula de las “Becas Misioneras”. En Cuenca es poco conocida y las becas muy escasas. Muchos la conocieron en otros tiempos bajo el slogan de “Operación primavera”.