En la tarde de ayer la compañía de títeres ‘La Cacaramusa Teatro‘ representó esta versión moderna de las historias de bucaneros en el que está siendo el intenso comienzo cultural del año 2016. Los trillanos recibían el año de la mano de la diversión primero, con la fiesta en el local de la calle Jardines de la Nochevieja, pero también de la cultura, con el concierto del día de Año Nuevo que interpretó el quinteto de cuerda BPG Brass, y con el teatro de títeres para todos los públicos.
Los titiriteros de ‘Cacaramusa Teatro’ representaron ayer domingo ‘Los últimos piratas’ en la Casa de la Cultura de Trillo (Guadalajara). La obra reúne los ingredientes clásicos de las historias de bucaneros: un combate entre dos galeones y su correspondiente abordaje, la isla donde se entierra un tesoro, un duelo con espadas… pero con una mirada singular, desde la que un abuelo y su nieta, padre e hija del temido Barbanegra, convierten la trama en una comedia, en la que participan una intrépida mujer, su hijo y un insólito marinero, completando así el elenco de un espectáculo teatral con títeres, apto para público infantil y familiar.
“La historia parte de un guion nuestro, basado en una historia tradicional de piratas, pero actualizada. Realmente evoca la relación entre una niña, su padre y su abuelo. Tiene todos los ingredientes del género, pero visto desde la cercanía y la realidad que los niños viven hoy día: su vida con sus abuelos y su deseo de estar más con sus padres”, explicaba ayer Marisa González al término de su actuación.
La titiritera contaba que cada decorado, cada personaje que van tejiendo la trama “están hechos por nosotros, a propósito” porque “el titiritero elabora los muñecos de acuerdo con la historia que quiere contar”, añadía su compañero sobre el escenario, Fernando Moya. Ambos estaban exhaustos, pero relajados, después de recibir el aplauso del público.
Marisa y Fernando representaron la obra con marionetas de mesa, que se manipulan desde la espalda del muñeco y que tienen una gran variedad de movimientos, incluidos los de la boca, lo que les confiere grandes posibilidades de expresión. “Derivan de un tipo de muñeco japonés que se llama bunraku, manejado entre varios tirititeros. Nosotros los hemos fabricado de manera que uno sólo es capaz de hacerles actuar y, al mismo tiempo, moverles la boca”, explicaba Fernando. “Cada títere nuestro es único, creado para la obra de que se trate. No reutilizamos personajes de una historia en otra. Si es un marinero torpe tiene unos andares característicos, lo creamos así”, insistía Marisa.
Entre el actor y el muñeco se crea un vínculo muy especial. “Cuando tienes la marioneta en la mano, y hablas a su través, le estás transmitiendo una intención, un vínculo especial, una energía que pasa al muñeco, y que es distinta con cada una de ellas, algo que no ocurre en el teatro de actor. Realmente son objetos que cobran vida”, decía Fernando, de forma que “no es que les hayamos visto andar solos, pero sí es cierto que los titiriteros solemos comentar entre nosotros que, a veces vemos una luz en un determinado momento… parece que están vivos”. Las que siempre son ciertas son las sensaciones que tiene el titiritero cuando interpreta el momento cumbre de la obra. “El público deja de respirar y tú estás con todo tu ser metido en el argumento, en el personaje”, dice Moya.
La representación exige una gran coordinación entre los actores. “Infinitas horas de taller y de ensayos”, describe González. Ahora ‘La Cacaramusa’ trabaja en una versión de Blancanieves, igualmente actualizada. “Los enanitos no serán enanitos, sino niños que trabajan construyendo instrumentos de música, en un vertedero”, describen.
Además de esa conexión especial entre marionetas y actores, los tititeros buscan siempre que sus obras “transmitan una moraleja, en medio de esta crisis, también de valores, que vivimos, poniendo nuestro grano de arena en este sentido”, termina Marisa.
No ha sido esta obra de teatro la única actividad cultural que ha tenido lugar en el comienzo del año. Los primeros días del 2016 están siendo especialmente intensos. El día 1, los trillanos comenzaron el año al son de la Marcha Radeztky interpretada por el quinteto de cuerda BPG Brass en la Casa de la Cultura. Además, espectáculos Mota organizó una fiesta de hinchables y disco móvil en el polideportivo para los más pequeños, que en unos días verán llegar a Trillo a los Reyes Magos.