Onésimo E. González
Ex Diputado Nacional de Ciudadanos
No faltarán en los próximos días, desde todos los medios de comunicación y redes sociales, escritos y voces, más o menos acreditadas, dispuestas a destrozar y desacreditar con todo tipo de acusaciones al líder de Ciudadanos, Albert Rivera. C’s ha puesto sobre la mesa 6 medidas de regeneración y anticorrupción, para seguir negociando con el PP la investidura de un Gobierno, pero en España nos encanta sacar a pasear nuestra doble moral, esa que defiende a la vez una cosa, y de manera implícita la contraria, justificándolo en ocasiones con detalles nimios, y desde luego la política nacional no es una excepción a este dilema.
Cuando en nuestro país se publican estudios sociológicos que indican que en el orden de preocupación de los españoles están: en primer lugar el desempleo, y en segundo lugar la corrupción, y en el mismo periodo de tiempo se realizan procesos electorales, en los que la fuerza política más votada, resulta ser la principal responsable de las políticas de empleo de los últimos años, y protagonista de innumerables casos de corrupción, algunos de los cuales le implican directamente como partido político. Vemos con claridad cómo funciona esta doble moral, que como atmósfera envolvente, condiciona nuestro comportamiento como ciudadanos, y es que, en demasiadas ocasiones somos conservadores y progresistas a la vez; progresistas en nuestras aspiraciones, pero conservadores en los medios para alcanzarlas, lo cual provoca estas distensiones de comportamiento ético, que nos hace defender una posición y la contraria, a veces de manera consciente y otras inconsciente, será quizá este el motivo por el que fallan tanto en España los estudios demoscópicos de cara a las citas electorales.
A Ciudadanos y a Albert Rivera se les podrá acusar, con más o menos acierto, de algunas cosas, seguro, la perfección no existe, Ciudadanos ha tenido un crecimiento rápido como partido político a nivel nacional. Pero sí hay algo de lo que no se le puede acusar es de falta de coherencia y de valentía.
Desde sus inicios, hace más de 10 años, C’s se ha definido como un partido de centro, dentro del liberalismo democrático y progresista, capaz de negociar, en base a sus propuestas, tanto con las llamadas ‘derechas’ como con las ‘izquierdas’, poniendo como únicas líneas infranqueables el respeto a los derechos democráticos fundamentales, y la unidad de España.
Pero debido a ese dilema al que nos lleva esta doble moral, C’s es atacado desde varios frentes haga lo que haga, desde izquierdas y desde derechas, aunque en todo momento el partido respete ese principio de actuación negociadora, anteponiendo, como ha demostrado en varias ocasiones, el bien común de los españoles a sus intereses partidistas, así lo hizo en la fallida XI Legislatura, cuando tras decir el líder del PP, Mariano Rajoy, no al mandato del Rey, basándose éste en unos supuestos acuerdos que se demostraron inexistentes. Albert Rivera se vio en la tesitura de alcanzar un acuerdo con el partido que sí asumió dicho mandato, el PSOE, un acuerdo que se reflejó en un documento de 200 propuestas, la mayoría fácilmente asumibles por la gran mayoría de votantes del PP, como han reconocido en las últimas semanas , y que evitó, con toda probabilidad, que las tensiones internas del PSOE le llevaran a formar un gobierno con los anti-sistema de ideología cambiante de Podemos y sus confluencias independentistas, algo nada recomendable para un país que requiere dar pasos hacia delante, y no hacia detrás.
Sin embargo, este acuerdo no tuvo éxito, por el bloqueo que al mismo se puso desde los extremos ideológicos. Por un lado, la actitud inmovilista del PP, incapaz de adaptarse a un nuevo panorama que exigía acuerdos, y por otro lado Podemos, muy alejado del sentido de Estado en sus propuestas, cuyo primer ofrecimiento de negociación con el PSOE ponía por delante la vicepresidencia y los ministerios que querían ocupar, todos ellos relacionados con el control de la información y del poder interno gubernamental, nada de los asuntos sociales tan pregonados en falso por estos en sus mítines y medios afines.
De nuevo en esta XII Legislatura nos enfrentamos a un panorama de difícil solución, dada la escasa capacidad negociadora de un PP acostumbrado a gobernar con el rodillo de las mayorías, y a un PSOE que ha perdido su responsabilidad y sentido de Estado, y que ha quemado los puentes con el partido más votado, mientras a Podemos y los otros 15 partidos que forman su variopinta coalición, ni están ni se les espera para afrontar problemas de estado.
Ante ese panorama, Ciudadanos podría estar quieto, limitándose a criticar a unos y a otros, no desgastándose políticamente, desde su cómoda posición de grupo parlamentario con 32 diputados, insuficientes para inclinar la balanza, y manteniéndose ‘en sus trece’ de no apoyar a Rajoy ni por activa ni por pasiva. Pero esta actitud no se corresponde con el ADN de C’s. ,
De nuevo, al igual que hizo la anterior Legislatura, Albert Rivera ha dado un paso al frente, valiente y coherente plenamente con el ideario y las propuestas que el partido defiende, mirando por el interés de España, que no es otra cosa que mirar por el interés individual de todos los que formamos este país, sea cual sea su origen, condición económica y social, y convicción política, y ha hecho lo que la gran mayoría de españoles claman, desbloquear la situación, y dar pasos para que España tenga un gobierno a mejor, aunque esto suponga tragar saliva y permitir que gobierne quien quizá no lo merezca, pero hay que respetar el resultado de las votaciones democráticamente realizadas,
Tan sólo aquellos a quienes los árboles de su doctrina o ideología no permiten ver el bosque de nuestros problemas como país, y de los pasos urgentes requeridos para solucionarlos, pueden criticar este paso, dado de nuevo, con valentía y coherencia por el líder de Ciudadanos, en pro de la gobernabilidad, que es lo que la gran mayoría de españoles reclama con urgencia, confiemos que el viento sople y arrastre las nubes que llevan a los españoles a contemplar la solución a los problemas desde esa posición tan ambigua y perjudicial para todos que es la doble moral, y podamos seguir avanzando juntos, lo necesitamos.
Onésimo E. González
Ex Diputado Nacional de Ciudadanos