Un estudio del Instituto “Estudios de la Tierra” informa que el Ayuntamiento de Abenójar a pesar de su actual conformidad con el Proyecto de la llamada ‘Mina El Moto’ manifestó dudas en cuanto al medio hídrico, confirmando de esta forma que se podría poner en juego la salud pública y el medio ambiente en caso de accidente.
En el informe, realiza una descripción de la hidrología de la zona por completo insuficiente para cualquier proyecto, pero muy en especial para uno como este con un enorme riesgo de afección, y con él a la salud pública. Se indica que no hay acuíferos pues el terreno es impermeable, ‘olvidando’ la capacidad de retención de agua por fracturación y la conexión del ciclo de aguas subterráneas con superficiales, en una zona tan cercana a dos arroyos.
En tal informe, no definen la presencia de pozos afectables, ni por tanto los riesgos en ellos. En este sentido es llamativo que (como se indica en el Análisis realizado por el Prof. Germán Glaría) en la fase de explotación, el derivado del consumo de agua, es debido a la posible contaminación de los cauces y aguas subterráneas por sustancias como el arsénico o el mercurio, si no se toman las medidas preventivas y correctoras adecuadas o por accidentes, y el potencial impacto derivado de la rotura de las balsas que contienen el agua ácida, la del proceso de ósmosis o de cualquier otra instalación que contenga sustancias que pudiera ser contaminantes.
Las aguas residuales que se generan, contienen metales como mercurio al que son especialmente sensibles los niños y mujeres embarazadas causando daños al feto en el desarrollo del cerebro, bajo peso al nacer, desórdenes sensoriales, afecciones neurológicas y afectando al desarrollo óseo.
Así mismo el mercurio se acumula en órganos como el hígado o riñón, afectando al sistema nervioso provocando hipertensión, anorexia, trastornos nerviosos y problemas cardiacos, El mercurio está clasificado como posible cancerígeno.
El arsénico, otro tóxico que se generará, nos afectará a través del consumo de agua contaminada pudiéndonos causar intoxicación crónica. Efectos característicos son la aparición de lesiones cutáneas y cáncer de piel, síntomas digestivos y neurológicos, hipertensión arterial y diabetes.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud el mercurio cambia su composición química al contacto con las bacterias del ambiente y se convierte en metilmercurio, el cual es la forma más tóxica de este metal y es fácilmente absorbido por los peces.
Las consecuencias más graves de la contaminación de estos metales pesados se remontan a la década de los años 50. Por ejemplo, la conocida enfermedad de los dolores o la “enfermedad de Itai-Itai”, en Japón, producida por el consumo de arroz y aguas contaminadas por cadmio; o la “enfermedad de Minamata” (Japón), en donde se produjo un envenenamiento por el consumo de pescados y mariscos contaminados con mercurio que dejó 2.955 afectados y 111 víctimas mortales.