“La calma de las arañas”, la última novela de Consolación González Rico, se presentó en la Biblioteca Municipal de Santa María de Benquerencia con numeroso público asistente.
Consolación González Rico se ha atrevido, con esta novela, a bucear en el mundo de las prisiones y en aspectos tan recurrentes en su literatura como la denuncia social, el imperativo del destino o las condiciones humanas, que desencadenan situaciones no deseadas para los protagonistas.
El lector se encontrará con tres narradores a lo largo de la novela, lo que puede parecer complejo, pero que, sin embargo, ayuda a seguir con facilidad el argumento.
El primero de ellos es omnisciente y se encarga de narrarnos la historia: conoce todos los datos y detalles de la misma, aprovechando que lo hace en tercera persona, aporta credibilidad y permite los saltos en el tiempo y en el espacio.
Los otros dos narradores coinciden con dos de los tres protagonistas.
“La calma de las arañas” nos presenta a tres vidas diferentes, con infancias más o menos afortunadas, desde el punto de vista material, aunque unidas por la falta de afecto y cariño paterno, una cuestión que no es baladí y que podría ser el desencadenante de vidas desaprovechadas y condenadas al castigo de la privación de libertad.
La novela es un viaje por la vida, los sentimientos, los fracasos, las desilusiones y los baches de la existencia.
La autora nos desgrana, a lo largo de las páginas de la novela, las vidas miserables de tres presos singulares.
Los capítulos se suceden para mostrarnos los fantasmas de los protagonistas, que por azar se encuentran compartiendo presidio, mostrando a tres personajes muy dispares, pero condenados a compartir una vida privada de libertad y de afecto, el desencadenante común de sus desgracias.