La Sala de Conferencias ‘La Encina del Centro Cívico príncipe de Asturias de Quintanar de la Orden (Toledo) ha acogido, una nueva conferencia dentro del ciclo de actividades culturales puestas en marcha desde la Concejalía de Cultura dentro de la nueva normalidad.
En esta ocasión, ha sido el la quintanareña Isabel Beltrá Villaseñor, Licenciada y Máster en Filosofía y Bachiller en Teología que bajo el título de ‘Los Evangelios Apócrifos: Luces y Sombras’ ha querido descubrir al público la historia de estos escritos o evangelios de los que todo el mundo ha oído hablar, pero de los que se conoce muy poco.
En el acto han estados presentes Verónica Sánchez, concejala de Cultura, y Mª Dolores Fernández, edil titular de comercio. Precisamente Sánchez, se encargaba de presentar a la ponente y alababa no sólo todo su saber en temas que realmente despiertan el interés del público, sino también su forma de transmitir y comunicar.
Se trataba de una conferencia que también venía marcada por su relación con una anterior ponencia que ofreció Beltrá el pasado mes de diciembre sobre el Jesús Histórico.
Según explicaba la ponente, hablar de los Evangelios Apócrifos lleva implícito un halo de misterio ya que se ha hablado muy poco de ellos. Por ello, en su intervención Beltrá explicó que son los Evangelios Apócrifos, cuáles son, sus características y qué aspectos de la vida de los personajes que conocemos de la Biblia se cuentan y que no son los que todo el mundo conoce.
“Los Evangelios Apócrifos son aquellos textos que desde el inicio se consideró, o bien que no eran lo suficientemente importantes, o que no se sabía si eran auténticos como para incluirlos en los libros oficiales”.
Sin embargo, a pesar de no haberse incluido en estos libros, a lo largo de la Historia se han estado leyendo y han inspirado obras de arte y literatura porque, tal y como explicaba Beltrá “son obras que, si bien parece que no tratan cosas importantes, sí que da detalles curiosos e interesantes que en la Biblia no aparecen”.
Estos evangelios son posteriores a los escritos por los apóstoles y es uno de los motivos que propició no incluirlos en la Biblia porque son de los siglos III, IV y V. “No están escritos por apóstoles, pero sí están firmados como si fueran apóstoles para que los textos tuvieran la suficiente relevancia para que se tomaran en serio”.