El viernes 27 los conquenses están convocados a una bicicrítica y una concentración en el centro de la ciudad. Ecologistas se suma a esta convocatoria y anima a todas a acudir.
Muchas son las razones para movilizarse, unas vinculadas a la pasividad de las administraciones para mitigar las causas del cambio climático y otras con los efectos, que en la provincia de Cuenca recibiremos de forma más intensa que en otros territorios. Se mencionan solo tres de ellas.
Primera razón: El cambio climático, un fenómeno global con efectos locales.
El cambio climático es un fenómeno global. Por tanto, las emisiones de una industria textil de las afueras de Yakarta, que fabrica ropa que usará (casi siempre por moda) un europeo o las de un automóvil con motor diésel que utiliza un conquense para ir al trabajo, tienen un efecto en el cambio climático que solo dependerá de los GEI (gases de efecto invernadero) emitidos a la atmósfera, pero no del lugar en el que estos GEI han sido emitidos.
Sin embargo, los efectos del cambio climático varían enormemente de un territorio a otro. Sabemos que el cambio climático se ceba especialmente en la provincia de Cuenca, donde más ha subido la temperatura media en comparación con el resto de Castilla-La Mancha. En concreto 2 grados en verano desde 1980, según un estudio impulsado por la Viceconsejería de Medio Ambiente y la Oficina del Cambio Climático y publicado hace casi un año. No parece que los conquenses sean suficientemente conscientes de la gravedad de estos hechos.
Segunda razón: no existen políticas locales para mitigar la emisión de GEI.
Según datos oficiales, en España durante 2018, el sector que más contribuyó al cambio climático fue el transporte con un 27%. Para el caso de Cuenca, no existen datos de emisiones de GEI del sector transporte, sí del Ozono y las partículas PM10 que están por encima de los niveles recomendados por la OMS. Dicho de otro modo, el aire que se respira en la ciudad de Cuenca está contaminado y desde hace por lo menos una década. Y estos niveles tienen una vinculación directa con la emisión de otros gases que sí contribuyen al cambio climático.
Sin embargo, en la ciudad de Cuenca, las sucesivas corporaciones del PP y PSOE, no han tomado ninguna medida efectiva para bajar los niveles de contaminación, a pesar de que les obliga la normativa. Los datos son concluyentes: lejos de reducirse el uso de vehículos particulares a motor, ha aumentado en los últimos 10 años si comparamos lo que dice el PMUS-2009 con respecto al PMUS-2019 (ambos sin publicar).
La movilidad responsable es una opción personal muy efectiva, pero es imprescindible que desde el ayuntamiento se fomente el uso de modos de transporte con bajas emisiones. En vez de ello, desde el consistorio conquense, se incentiva el uso del coche: reduciendo frecuencia y rutas del transporte público, facilitando el aparcamiento gratis o barato en todo el centro de la ciudad o eliminando la bici pública. La semana europea de la movilidad de 2019 (entre el 16 y el 22 de septiembre) no existió para nuestro ayuntamiento. Desde el punto de vista del urbanismo, la dispersión de la ciudad (todavía más) hacia el PSI de El Terminillo, ha sido una decisión insensata que lamentaremos y que aumentará el transporte y por tanto los GEI.
Tercera razón: El Gobierno Regional impulsa en Cuenca modelos industriales insostenibles y con alta contribución a los GEI.
Recientemente ha empezado a operar el mayor vertedero privado de España en Almonacid del Marquesado, con una superficie total de 53 ha, dividido en 16 celdas de vertido y una capacidad bruta de 21,5 millones de m3 y que ya recibe de media 50 camiones diarios de residuos industriales provenientes (la mayor parte) de fuera de Castilla-La Mancha. El gobierno de Castilla-La Mancha ha permitido y apoyado públicamente este macrovertedero, hasta el punto de exagerar los puestos de trabajo creados. Y de esa manera, amparando el modelo de «usar y tirar» e incentivando el derroche de materiales y energía (la industria contribuye a al cambio climático en España en un 19%). La Junta deja en papel mojado el modelo de las tres ‘erre’: ‘Reducir, reutilizar, reciclar’ y su discurso a favor de la economía circular, cuya ley sigue en un cajón. Como consecuencia de ello y de no existir tasa de vertido, Castilla-La Mancha se ha convertido en el paraíso de la basura industrial.
La burbuja de las macrogranjas en la provincia de Cuenca, además de acarrear enormes impactos al medio natural y social, contribuye al cambio climático. Solamente una macrogranjas (la que se pretende colocar en la localidad de San Clemente) se sitúa en el puesto 10 del triste ranking de las industrias de Castilla-La Mancha que más amoníaco emiten a la atmósfera.La Comisión Europea ha denunciado reiteradamente a España por exceder sus emisiones de amoniaco un 39% sobre el umbral establecido El amoníaco es un gas tóxico relacionado con el N2O (óxido nitroso) otro gas tóxico con potente efecto invernadero. Además, la ganadería intensiva genera enormes emisiones de GEI, vinculados a la producción intensiva de cultivos forrajeros y su transporte desde zonas lejanas del planeta. Tanto es así, que la FAO estima que el 14,5% de las emisiones mundiales, están vinculadas a la ganadería. Castilla-La Mancha es la única comunidad autónoma que impulsa la ganadería industrial a través de sustanciosas subvenciones. En concreto,100.000 Euros por puesto de trabajo generado a los que se pueden sumar 21.000 euros si se incorpora un joven agricultor. mientras abandona a su suerte a la ganadería extensiva, que mejora los suelos y previene los incendios forestales.
Se acabó el momento de los discursos, el 27 de septiembre, los ecologistas junto con la ciudadanía responsable, diremos alto y claro a los dirigentes públicos de esta ciudad y de Castilla-La Mancha, que estamos en una emergencia climática y que hay que actuar hoy, mañana será tarde.