La Hermandad de la Virgen del Carmen de la localidad de Quintanar de la Orden (Toledo) ha celebrado la Solemne Misa y tradicional procesión con la imagen de la Virgen del Carmen portada en andas y acompañada por autoridades civiles y religiosas y la Banda de Cornetas y Tambores de la cofradía de las Siete Palabras.
El mes de julio está cargado de festividades religiosas que en Quintanar tienen un protagonismo especial. Si hace unos días se celebraba San Cristóbal y el Sagrado Corazón de Jesús, ayer 16 de julio, tenía lugar la festividad de la Virgen del Carmen, denominación común que suele recibir Santa María del Monte Carmelo, y por la que en Quintanar sienten un especial cariño, sobre todo los vecinos de la calle que lleva su nombre, en el conocido Barrio del Toledillo.
Precisamente en esta calle, donde hay además, una capilla dedicada a esta imagen, se celebraba la noche del pasado sábado una verbena en su honor.
Por otro lado, los días, 13, 14 y 15 de julio tenía lugar el Solemne Triduo con el rezo del Rosario en la Parroquia de la localidad, siendo el día 15 también la misa por los Difuntos de la Cofradía.
Ayer martes, 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen, tenía lugar la Misa Solemne en el Templo Parroquial en la que intervino el Coro San Cosme y San Damián y a la que prosiguió la tradicional procesión con la imagen por las principales calles del municipio.
La Virgen del Carmen, que era portada en andas por miembros de la Cofradía, ha estado acompañada durante el recorrido procesional por la Banda de Cornetas y Tambores de las Siete Palabras y por las autoridades religiosas y civiles, entre ellos parte de la corporación municipal
Devoción y tradición.
Cuenta la historia que, la veneración a la Virgen del Carmen se remonta al grupo de ermitaños que, inspirados en el profeta Elías, se retiraron a vivir en el Monte Carmelo. Estos devotos, después de las cruzadas, formaron en Europa la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, más conocida como la Orden de las Carmelitas. Según la tradición carmelita, el 16 de julio de 1251, la imagen de la Virgen del Carmen se le había aparecido, a San Simón Stock, superior general de la Orden, a quien le entregó sus hábitos y el escapulario, principal signo del culto mariano carmelita. Según esa tradición moderna, la Virgen prometió liberar del Purgatorio a todas las almas que hayan vestido el escapulario durante su vida, el sábado siguiente a la muerte de la persona y llevarlos al cielo.