Cuando fue alcalde dejó una deuda de 79 millones de euros y al Ayuntamiento, sus fundaciones y empresas públicas, sumidos en una alta conflictividad laboral y judicial, demostrando además una enorme dejadez en asuntos de gran importancia para la ciudad
Los populares piden al Gobierno de Pedro Sánchez que estudie un medio de abastecimiento energético alternativo a la electricidad porque con el señor Ávila el fracaso está garantizado
El Grupo Municipal Popular (GMP)en el Ayuntamiento de Cuenca advierte del peligro de ruina económica al que se podría ver abocada Red Eléctrica de España tras el nombramiento de Juan Ávila como director del departamento de innovación social, tal y como sucedió cuando fue presidente de la Diputación, a la que dejó con una deuda de más de 70 millones de euros y cuando fue alcalde de Cuenca, dejando el Ayuntamiento con 79 millones de euros de deuda.
La relación de desmanes y problemas que dejó tras su paso por el Consistorio conquense, sus fundaciones y empresas públicas, podría equipararse a la del famoso rey de la antigüedad, Atila; la conflictividad laboral y judicial alcanzó sus más altas cotas al igual que los impuestos y tasas municipales, o en la dejadez en asuntos muy importantes que ha acabado repercutiendo negativamente en los conquenses.
Los ediles populares han lamentado profundamente este nombramiento, creado a su medida y otro más de la lista de amigos y familiares del presidente del Gobierno, porque conocen la gestión de este señor en los diferentes cargos públicos que ha ocupado y que ha resultado nefasta para las arcas públicas y para los ciudadanos.
Si el trabajo de Ávila influye en algo en el abastecimiento eléctrico de España, el GMP ha pedido al Gobierno de Pedro Sánchez que estudie un medio de abastecimiento energético alternativo a la electricidad porque el fracaso está garantizado.
Además, han pedido al Gobierno socialista de la nación que escuche a los que conocen cómo trabaja Juan Ávila y que reconsidere su nombramiento, cuya retribución no es precisamente austera, virtud a la que este señor le tiene especial aversión.
