Contempla un total de 89 acciones formativas y 2.580 plazas para profesionales del ámbito sanitario de las instituciones de Castilla-La Mancha.
Las actividades abarcan desde formación en enfermedades raras a la actualización en vacunas, el funcionamiento del registro de Voluntades Anticipadas y procesos de seguridad alimentaria, entre otros.
La Consejería de Sanidad, a través de la Dirección General de Calidad y Humanización de la Asistencia Sanitaria, ha aprobado el nuevo programa de formación continuada para 2018, que contempla un total de 89 acciones formativas distribuidas en 1.315 horas de formación específica, que se ofertan a través de 2.580 plazas.
Para su puesta en marcha, el Gobierno regional destinará un total de 106.620 euros. Estas actividades se impartirán en el centro de formación del Instituto de Ciencias de la Salud, en Talavera de la Reina, y en otros centros de la Consejería de Sanidad en las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo, así como en la modalidad a distancia.
La oferta abarca actividades relacionadas dirigidas a la formación continuada de los profesionales en torno a enfermedades raras, actualización en vacunas y abordaje de la violencia contra las mujeres en el ámbito sanitario.
Asimismo, incluye cursos acerca del funcionamiento del Registro de Voluntades Anticipadas de Castilla-La Mancha y la legislación farmacéutica; la normativa y procesos en seguridad alimentaria, así como la actividad en hemodonación, hemoterapia y hemovigilancia, entre otros.
Dentro de este programa se contempla también la organización de diversas jornadas relacionadas con la seguridad del paciente y talleres de aproximación a la simulación clínica.
Además, la formación en el ámbito del consumo incluye cursos relacionados con la educación de las personas consumidoras en entornos digitales o el consumo en el marco de los nuevos modelos económicos.
El fomento de planes, programas y actuaciones de los profesionales en materia sanitaria constituyen una prioridad para el Gobierno regional.
La calidad de los servicios que se prestan a la población descansa en buena medida en el desarrollo de las capacidades de los profesionales del Sistema de Salud y en la actualización permanente de sus conocimientos.
