Tendrá lugar este próximo sábado, día 10 de marzo, en el auditorio de El Pósito, a partir de las siete de la tarde. Como siempre, en el intermedio, los asistentes podrán disfrutar de una copa de cava, por cortesía de la Asociación de Empresarios de Sigüenza.
Este próximo sábado, en el Auditorio de El Pósito siete de la tarde la iniciativa ‘Vive la Ópera en Sigüenza’ (Guadalajara) proyectará la ópera ‘I Puritani’ de Vincenzo Bellini. La entrada es gratuita y, en el entreacto, como en cada proyección, habrá copa de champán para todos los asistentes por cortesía de la Asociación de Empresarios de Sigüenza.
La aficionada musical Zoila Paradela, con el patrocinio del Ayuntamiento de Sigüenza y la colaboración de la Asociación de Empresarios, proyectará una versión grabada en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona en 2001, que será ampliamente comentada previa y posteriormente en una distendida tertulia dirigida por Paradela.
‘I Puritani’ es una ópera romántica en tres actos con libreto del conde Carlo Pepoli, basado en el drama Têtes rondes et cavaliers (Cabezas redondas y caballeros) de Jacques- Arsène-Polycarpe Ancelot y J.X. Saintine. Se estrenó en el Théâtre Italien de París el 24 de enero de 1835. En España lo fue en el Teatro de la Cruz, de Madrid, el 26 de septiembre de 1836. El papel protagonista de Elvira lo interpreta la soprano Edita Gruberova y el de Lord Arturo Talbot, el tenor José Bros.
La trama está ambientada en la guerra civil inglesa, hacia 1650, en un castillo dominado por los puritanos. Elvira, hija y sobrina de los Walton, gobernadores puritanos del castillo, espera casarse con su amado Arturo, oficial encubiertamente monárquico. Arturo se ve involucrado en la defensa de Enriqueta, viuda del rey Carlos I, que ha sido ejecutado. Así que la boda con Elvira queda suspendida tras la huida de Arturo con Enriqueta, por lo que se condena su rebeldía a la pena de muerte, mientras Elvira enloquece en el castillo. En el último acto Arturo regresa y explica el porqué de su huida a Elvira, que le perdona y parece recobrar el juicio, aunque se altera de nuevo cuando Arturo es descubierto. Pero, en ese momento, llega la noticia de la derrota definitiva de los monárquicos y el perdón a los vencidos, con lo que Arturo es liberado y puede casarse con una Elvira ya recuperada de su melancólica locura.
Bellini aceptó plenamente la estructura entonces vigente en la ópera italiana; el argumento avanza a base de arias, dúos y concertantes siguiendo la forma establecida de la escena: recitativo, aria, interrupción y doble cabaletta. Un caso un tanto atípico lo constituye el aria de la llegada de Arturo, “A te o cara”, en la que intervienen los personajes principales y el coro, que son un refuerzo para la voz de tenor, figura que tenía todavía una consideración secundaria en el mundo de la ópera. El recurso a la escena de la locura se convierte en un sistema clave para permitir que la protagonista femenina haga uso de todos los antiguos recursos del bel canto (trinos, coloratura, escalas ascendentes y descendentes) que en la década de 1830 ya era preciso justificar dramáticamente. El papel de Elvira, plagado de dificultades, es lánguido por momentos, agitado en otros e incluye algunas incursiones a la región aguda que la llevan hasta el re 5.
Rossini aconsejó al compositor que cuidara su modesto lenguaje orquestal para estrenar en París; la melodía sola no bastaría, como en Italia, para lograr un éxito. Bellini siguió sus consejos y diseñó un tejido orquestal mucho más rico e interesante que el que había dispuesto para sus óperas anteriores, pero sin renunciar a su arma predilecta: la melodía etérea y voladora, de ritmo impreciso y llena de inesperadas inflexiones. Esta es la cualidad de Bellini que cautivó a toda Europa –incluso a Wagner- y que sigue cautivando todavía, dando vida a esta ópera a pesar de los insalvables obstáculos que la partitura reserva a la voz de tenor.
La obra tuvo una gran aceptación y algunos números hubieron de repetirse, como el dúo patriótico del barítono y bajo al final del segundo acto. I puritani se representó diecisiete veces en aquella misma temporada y, además, su compositor fue condecorado con la Legión de Honor en una audiencia de la reina María Amelia. Pero pocos meses después, Bellini moría, unas semanas antes de cumplir los 34 años, a causa de una dolencia gástrica mal atendida.