Tamajón regresa siete siglos en el tiempo este puente de Mayo con su mercado medieval

escrito por MAS Castilla La Mancha abril 26, 2017

El gobierno local del Ayuntamiento agallonero ha presentado la que será XIX Edición de su Mercado Medieval que, en este formato, es el más antiguo de cuantos se celebran en la provincia de Guadalajara, con la salvedad del Festival Medieval de Hita, que “tiene otro cariz y otra dimensión”, valoraba Eugenio Esteban, alcalde de Tamajón.

Este próximo fin de semana, la villa de Tamajón (Guadalajara) va a celebrar la XIX edición de su mercado medieval, una iniciativa que permite a propios y extraños un viaje en el tiempo hasta la época de Alfonso X, El Sabio. El rey, en una carta plomada con fecha 28 de agosto de 1259, concedió al concejo la potestad de celebrar su mercado, los martes, en el que es el documento más antiguo de cuantos se conservan en el archivo de la villa agallonera.

Más de siete siglos después, fue en el año 1999 cuando se celebró la primera edición de un Mercado Medieval que, con el transcurso de los años, ha ido incrementando su número de visitantes, de puestos, y especializando su oferta para convertirse así en una fecha señalada en la Sierra Norte de Guadalajara. “Al Mercado Medieval acuden no solo cientos de agalloneros oriundos, sino también muchos vecinos comarcales que saben de las bondades de los productos que se comercializan en estos días en Tamajón, y cada vez más, gentes venidas de principalmente de otros lugares de la provincia de Guadalajara, y de Madrid”, destacaba Eugenio Esteban, alcalde de Tamajón, en la presentación del Mercado en rueda de prensa.

En estas prácticamente dos décadas, el Mercado Medieval de Tamajón se ha convertido en un magnífico exponente de productos artesanos pertenecientes a los sectores de la bisutería, talabartería, madera, alimentación, decoración, telas y tejidos u otros, con algunos puestos que acumulan tantas participaciones en el mercado como ediciones lleva recuperado.

Así, poco a poco, el Mercado Medieval ha llegado a ser el fin de semana que registra más visitas a Tamajón de todo el año, “en la que es una excelente manera de dar a conocer nuestra gastronomía, costumbres, cultura e historia. Son muchos los que, habiéndonos conocido gracias al Mercado Medieval, han regresado luego, llegando incluso en algún caso a fijar su segunda residencia en Tamajón”, explica Eugenio Esteban, alcalde de la villa. El presupuesto del Mercado Medieval de Tamajón asciende a 16.000 euros, “que desde el Ayuntamiento no consideramos un gasto, sino una inversión, puesto que si habitualmente las plazas hoteleras de Tamajón y su comarca tienen un buen nivel de ocupación, seguro que en parte por la presencia y repercusión que luego a lo largo del año tiene el mercado, en este fin de semana, se llega con facilidad a agotar todas las plazas disponibles”, sigue Esteban.

Este año, el mercado abrirá a las once de la mañana del sábado, día 29 de abril. Juan Pablo Sánchez, subdelegado del Gobierno en Guadalajara, será el pregonero, a partir de las 11:30 horas. En esta edición, como se encargaba de recordar esta mañana Miguel Angel Redrado, responsable de la organización, “sin perder la filosofía de ser un mercado medieval, que con sus productos y su puesta en escena traslade a los visitantes al Medievo, este año va a haber más puestos que nunca, entre 45 y 50, venidos de todos los rincones de la provincia de Guadalajara, pero también de otras muchas comunidades autónomas, como Cantabria, Asturias, País Vasco, La Rioja o Extremadura”, anticipaba. Los puestos van a quedar acondicionados en la calle de En medio de Tamajón, dando comienzo a la altura del edificio del Ayuntamiento y hasta su final, casi a los pies de la bellísima Iglesia Parroquial de Tamajón.

Además de las mercaderías, las calles van a quedar engalanadas para la ocasión con cientos de banderas y pendones que acrecentarán la belleza del cartesiano urbanismo agallonero. Por otra parte, y como cada año, habrá artesanos, “o más bien habría que decir artistas”, afirmaban esta mañana Esteban y Redrado, que mostrarán a los visitantes su buen hacer con diferentes materias primas. Habrá un cantero, un ebanista, un herrero, un espartero, un alfarero o un maestro vidriero, entre otros, que mostrarán sus oficios a quienes quieran acercarse a conocerlos a lo largo de los días de feria.

Armas de otras épocas, en el campamento medieval junto a la imponente Iglesia de Tamajón, donde se llevarán a cabo las luchas entre caballeros; exposición de los terroríficos instrumentos de tortura que se empleaban en aquel periodo histórico, en el patio del Ayuntamiento; teatro de calle, cuenta-cuentos, magia… “El programa ha sido concebido para todos los públicos y para disfrutar Tamajón, también desde el punto de vista de la historia, con la pretensión, como decimos siempre, de que desde que abre la feria hasta que termina, no haya un solo minuto sin actividades”, seguía esta mañana Redrado. Además, en la edición de 2017 habrá también “una sorpresa como un castillo”, anunciaba esta mañana Redrado. Esta novedad se unirá a la mayor presencia y variedad de mercaderías.

Además de música de ambiente, que podrá oírse durante la feria en las calles, el sábado volverá a actuar en Tamajón el grupo Grimorium. Magia musical, densas nubes de humo, y un arlequín, una bruja, un sabio y un guerrero, ahuyentarán los malos espíritus del umbral del Ocejón, sirviéndose de instrumentos como el davul, o tambor medieval, la gaita gallega, la zanfoña, la gaita alemana y la gaita francesa. El concierto está previsto para el sábado, a partir de las once de la noche.

Como en anteriores ediciones, el aula medioambiental acercará a niños y mayores el noble arte de la cetrería, en tres exhibiciones completas, dos el sábado y una más el domingo.

De forma paralela, a lo largo del fin de semana, va a quedar habilitado un expositor histórico en el que se mostrarán reproducciones de los documentos más importantes que se conservan en el archivo municipal, como el documento de confirmación de pasto gratuito en la Sierra de Ayllón, la concesión del mercado de Alfonso X El Sabio, que dio origen al mercado, y la exención del impuesto del Portazgo en todos los reinos. En ese expositor, Aurelio García, historiador, mostrará sus últimas obras sobre Tamajón, ‘Tamajón en la Edad Moderna’, y ‘El Cura de Tamajón’, Matias Vinuesa.

Boda Medieval

Además, este año, dos de los actores que llevan años trabajando en la ambientación del Mercado Medieval han decidido contraer matrimonio precisamente en Tamajón, “un lugar maravilloso”, coincidía la pareja. Son Lucía Martín y Jorge Andolz.

Historia del Mercado Medieval de Tamajón

El documento más antiguo conservado en el Archivo Municipal de Tamajón, es precisamente una carta plomada de Alfonso X, fechada en Toledo el 28 de agosto de 1259, por la que se concede al Concejo de dicho lugar la celebración de un mercado semanal los martes. El documento contiene, dentro de su brevedad, información suficiente para iniciar el análisis de la evolución histórica de la localidad.

Así, el hecho de que en el documento del rey Sabio se identifique directamente a Tamajón como aldea de Ayllón es un dato que puede servir para zanjar las dudas sobre su adscripción jurisdiccional tras la conquista cristiana de esta zona (1085) y la más temprana de Plena Edad Media, ya que hasta ahora unos autores la identifican como aldea de Atienza, mientras que otros la sitúan en el alfoz de Ayllón, viniendo el dato concreto a corroborar la opinión de estos últimos.

Por otra parte, la celebración del mercado semanal sirvió, seguramente, para incentivar el inicial desarrollo de la población. En este sentido cabe citar un nuevo privilegio real concedido a su Concejo pocos años después, concretamente en 1289, por Sancho IV, hijo del anterior monarca, por el que se eximía de portazgos a los vecinos de Tamajón en todos los lugares de sus reinos salvo en Sevilla, Toledo y Murcia, lo que nos habla de una importante actividad económica de sus vecinos.

Las sucesivas confirmaciones de este último documento conseguidas por su Concejo a lo largo de las décadas de los siglos XIV y XV (Fernando IV, en 1305; Alfonso XI en 1325 y 1332 y 1345; Pedro I en 1351; Juan II, en 1407 y 1421; Enrique IV, en 1455) fueron, sin duda, buenos instrumentos utilizados por sus vecinos para asegurar el desarrollo económico de la población. A este respecto, cabe señalar que sus representantes no dudaron en defender estas exenciones por la vía judicial cuando fue necesario: conocemos cuatro Ejecutorías ganadas por la villa de Tamajón en los pleitos que sobre el tema sostuvo contra diversas ciudades y villas (Palencia, Buitrago, Alcalá de Henares, Carrión, Villadiego, Palenzuela, Mohernando, Talamanca, Torrelaguna, Uceda, Yunquera, Daganzo, Ajalvir…) fechadas en 1554, 1557, 1602 y 1739.

En un principio, el mercado se celebró, durante 526 años todos los martes de cada semana. Esto fue muy útil para la villa pues aumentó en mucho su población, llegando a tener el pueblo hasta seiscientos vecinos, cerca de dos mil habitantes, y floreciendo la industria y el comercio del lugar.

Entre los años 1770 y 1780, el mercado agallonero empezó a decaer y a arruinarse como consecuencia de que, en el mismo día martes de cada semana, se le había concedido a la ciudad Guadalajara, que solamente distaba de esta villa siete leguas, celebrar también mercado, quedándose, el mercado de Tamajón, sin gente, sin trajineros y mercaderes, menguando, notablemente, el número de vecinos y moradores de dicha villa.

Por este motivo, los hombres buenos, concejo, justicia y regimiento de Tamajón, después de hacer sus alegatos y razonamientos ante el Consejo del rey, solicitan, en 1784, ante la corte del rey Carlos II, que se “transfiera, el otro día martes, en el del lunes de cada semana, dicho mercado, dado que no perjudicaba a nadie dicho cambio”. A lo que el rey accedió el día 22 de septiembre de 1784.

Pero de nuevo, al poco tiempo, el mercado de Tamajón vuelve a perder todos sus trajineros y comerciantes. Esta vez la causa fue que se le concedió a la villa de Cogolludo que celebrase mercado los lunes y al ser, en aquellos momentos, esa villa, más floreciente e importante que Tamajón, los trajineros y comerciantes van a ese mercado en lugar de al de Tamajón.

De nuevo el concejo, justicia, hombres buenos y regimiento de Tamajón, el día 5 de junio de 1799, hicieron sus alegaciones y explicaciones ante la corte del rey, en esta ocasión Carlos IV, solicitando que su mercado, que antiguamente se celebraba los martes y después los lunes, pase a celebrarse “los jueves de cada semana”. El día 22 de diciembre de 1800, se le concedió su nuevo traslado, al día jueves de cada semana,

Llegó dicha orden a Tamajón el día 13 de Febrero de 1801, siendo Ordinarios de la villa de Tamajón, el Licenciado Josef Antonio Gamo Montufar y Agustín Iruela Martínez, que “la obedecieron y obedecieron con respeto y veneración debida, como carta de su rey y señor natural, besándola y poniéndola sobre su cabeza”.

Y así se estuvo celebrando de nuevo mercado todos los jueves de cada semana, hasta que, hace unos ochenta años, desapareció. En la “Gran Enciclopedia de Madrid-Castilla”, se dice, de la villa de Tamajón que, a finales del siglo XIX: “Tiene mercados los días 10, 20 y 30 de cada mes”. En su última versión, en los años sesenta y setenta se había reeditado en la fiesta de septiembre de la localidad, como feria de ganado, sin demasiado éxito de público, hasta su recuperación como Mercado Medieval en 1999.

Tamajón al final de un viaje

Por Antonio Herrera Casado

Una de las cosas admirables que tiene Tamajón, en su recta calle mayor, adornándola con el empaque de sus bien tallados sillares calizos, es el palacio que fue de los señores de la villa, y años (siglos) después, sede de su Ayuntamiento, hasta llegar a hoy mismo con ese carácter de grandiosa peripecia traducida en escudos, frisos y otros adornos “a la romana”.

Si Tamajón sorprende por lo bien urbanizado que está, por lo recto de sus calles y lo uniforme de sus edificios, que nos deja en el recuerdo esa imagen de calles paralelas y en perpendicular perfecta, con plaza central y la iglesia a un extremo, del conjunto de sus edificios civiles destaca sin duda el palacio de los Mendoza, situado en la calle mayor, junto a la plaza. Lo conocí en pie, vetusto y señorial. Lo conocí derrumbado por los suelos, y lo he vuelto a ver, años ha, restaurado y solemne, conservando especialmente significativa la portada, pues el resto ha sido rehecho al cien por cien. Lo que queda constituye, sin embargo, un ejemplar magnífico de la arquitectura civil plateresca. Puede datarse su construcción a mediados del siglo XVI. En recia piedra sillar de la zona, la portada se estructura con un gran portón lateral, de arco semicircular adovelado. Sobre él, un escudo circular que, muy machacado, se hace hoy imposible de identificar. Empotrado en el muro, se ve también un gran escudo, con las armas de Mendoza y la Cerda esculpidas, en medallón y frisos cuajados de grutescos. Diversas ventanas de traza sencilla completan el conjunto. El escudo del palacio, aunque muy deteriorado por las pocas atenciones que recibió en siglos pasados, nos dice que los emblemas de Mendoza, La Cerda y Silva están en él presentes con sus barras en sotuer, sus flores de lis y su león rampante.

Ese par de escudos reúnen, como todos los pétreos emblemas que nos han llegado desde siglos antiguos, una parte crucial de la historia de la villa de Tamajón. Siglos después de haber sido reconquistada la zona a los árabes (aunque su lejanía de los caminos y los centros de poder nunca supuso una importancia crucial) perteneció en principio al Común de Villa y Tierra de Atienza. Posteriormente el rey Sancho IV se lo donó en señorío a su hija la infanta doña Isabel, y ésta se lo traspasó en la misma calidad a doña María Fernández Coronel, su ama de compañía. Ya en el siglo XIV pasó este lugar a engrosar los abultados dominios del caballero don Iñigo López de Orozco, de quien luego pasaría a los Mendoza, en cuya casa permaneció durante siglos. En esa casa, y más concretamente en la rama de los duques de Pastrana y condes de Galve, permaneció mucho tiempo, anodino el paso y rutinarias las añadas. Ellos fundaron un convento de frailes, ayudaron a construir la ermita de los Enebrales y pusieron empeño en que la fábrica de vidrios fuera realidad. La gente, sin embargo, siguió dedicándose al trasiego y aprovechamiento de ganados, al oficio de la arriería y el carbón, a mil cosas que procuraran la subsistencia.

Y para animar a los paseantes que por Tamajón discurran en estos días, se me ocurre decir de otras casonas que pueden admirarse en la villa, como son la de los Montúfar, con portada de sencillo barroquismo, propia del siglo XVII en sus finales, y gran escudo con yelmo y lambrequines de rectas plumas, mostrando las armas de esta familia con otros entronques; la casa del marqués, que no posee escudo ni detalles artísticos, pero que está construida totalmente en bien tallados sillares de la dorada piedra de Tamajón; y otra casa, de algún labrador, que en su dintel lleva tallado un escudete en que se representan los elementos de su trabajo: una hoz, un hacha, un azadón y un martillo. Elementos parlantes del trabajo sobre