Una obra de bienvenida de la escuela inglesa del siglo XVIII abrió nuestros oídos con sonoridad de trompetas que recordaba a la marcha, muy usada hoy en las bodas, de Jeremiah Clarke atribuida erróneamente a H. Purcell durante mucho tiempo. El órgano romántico de la catedral de Sigüenza) sonó majestuoso, vibrante en los dedos de Mª Ángeles Jaén , que antes y como es tradicional en ella, se presentó e introdujo con breves palabras la pieza que escuchamos como un precioso recibimiento.
Es difícil de hablar de Mª Ángeles aun habiéndola escuchado ya un par de veces –eso sí, en unas circunstancias muy difíciles para que ella pudiera sacar toda su sabiduría musical con un órgano como el existente en la ermita de la Piedad de Quintanar dela Orden, con bastantes problemas mecánicos, aun así ,se puede decir que donde va triunfa.- sin embargo, su currículo que es apabullante y lo dice todo de ella: no hay disciplina que se haya propuesto en que no destaque con las máximas calificaciones, y son muchas las que ha cursado; como organista, una década de solista la avala suficientemente.
Siempre con una sucinta explicación previa a cada obra (muy de agradecer) seguimos viajando por obras de España, Italia, Eslovenia y Chequia. En especial una obra de la escuela italiana con aires de conjunto barroco de cuerdas al estilo de A. Vivaldi que se escuchaba con la sonoridad de “lleno”, a Mª Ángeles, un registro del órgano en el que lucen todos sus sonidos.
Decidió modificar el programa para poder tocar los dos órganos y apreciáramos las diferencias, con lo que subiendo al más moderno (copia de uno barroco) interpretó una finísima y delicada obra anónima de la escuela eslovena llamada “Adagio para flautas”, donde el sonido muy apianado, imitando a las flautas con un ligero acompañamiento, fue extraordinario. Una “tocata” de anónimo español dio paso a un “preludio” de la escuela checa usando la sonoridad de “lleno” que es muy bueno pero no tan majestuoso como con el otro órgano. Mª Ángeles hizo alusión a los tubos horizontales del órgano, característica única de los órganos barrocos españoles. No pudo terminar el concierto sin bajar de nuevo a corresponder a la ovación del público y regalarnos desde el órgano de abajo un fragmento de una composición muy típica para órgano como es “La Batalla”, verdaderamente fue así, una batalla, y recogió de nuevo una salva de aplausos para corresponder a su arte y su generosidad.
Cuando en la catedral de Sigüenza hay una misa en el altar mayor, los accesos laterales se protegen con unos cordones para que la gente que acude de visiteo no perturbe la celebración. En alguna ocasión se hace con los conciertos, más no siempre, como ocurrió esta vez: una pena para los que estábamos escuchando tener que aguantar el no saber estar de muchas personas y su falta de sensibilidad hacia un acontecimiento musical. No creo que sea tanta molestia avisar siempre para que sirva de contención a las visitas.
María Ángeles, acabado el concierto manifestaba que a propósito del concierto en el incomparable marco de los grandes Órganos de la Catedral de Sigüenza. Merece la pena visitar la localidad y viajar al pasado dejándose perder por sus callejuelas medievales y visitar sus numerosos monumentos, museos, castillo, tapices, iglesias, o el celebérrimo Doncel de Sigüenza. Aquí algunas imágenes del concierto en los Órganos de la Catedral de Sigüenza interpretando cada parte del concierto en un órgano.
Un lujo para el público poder escucharlo sentados en la sillería del coro del siglo XV… Y un privilegio tocar en esta maravilla de Catedral llena de siglos de arte e historia… Toda una experiencia única e inolvidable, explica, Mª Ángeles